Ubicado en Camino de la Ribera entre López y Planes y
Almafuerte, a metros de la estación Las Barrancas del Tren de la Costa, en Acassuso. Este extenso parque natural fue creado en el año 1982 como refugio natural en un convenio suscripto por el municipio y la Fundación Vida Silvestre, abierto a la comunidad en 1987; en 1988, la Municipalidad de San
Isidro mediante la ordenanza 6.541 sancionó la creación de la reserva
natural municipal, la primera reserva
natural municipal de la Argentina, con una superficie de 14 hectáreas. En 2009, fue recategorizada como
Parque Natural Municipal Ribera Norte y ampliados sus límites hasta
alcanzar las 50 hectáreas de superficie, incluyendo parte del río hasta
el Canal Costanero. El manejo técnico y administrativo de Ribera Norte está a cargo de la Dirección de Ecología y Conservación de la Biodiversidad. Este parque cuenta con un Vivero Municipal de plantas nativas. La Reserva, que está abierta todos los días del año (excepto días de lluvia y de sudestadas), puede ser recorrida de lunes a viernes de 9 a 18 horas y los sábados, domingos y feriados de 9 a 16 horas (en el verano se extiende una hora las visitas), y cuenta con guías especializados que
atienden todas las consultas del público. Además, posee con una página oficial
en Facebook con la que le permite desarrollar una vasta labor de difusión de
sus actividades y de divulgación con fines educativos.
El objetivo principal de la Reserva es conservar un relicto de
selva en galería o bosque ribereño, donde se pueden encontrar 320
especies vegetales y 220 especies de aves, además de gran variedad de
peces (40), 12 de anfibios, 14 de reptiles y 13 de mamíferos. Posee un sendero de 1.200 metros que recorre 6
ambientes naturales: el Juncal, el Matorral Ribereño, el Sauzal, el
Ceibal, el Pajonal y Vegetación Flotante. Constituye una de las pocas
posibilidades de conocer cómo era la costa rioplatense en sus
comienzos. Para el sitio especializado PatrimonioNatural.com, "el Refugio Natural Ribera Norte
es un
auténtico relicto que milagrosamente supervivió a la gran transformación realizada en la región en nombre del progreso. Es un “puntito” verde en medio de muchos
kilómetros
cuadrados de cemento, que a tiempo fue puesto bajo protección, primero
por la
Fundación Vida Silvestre Argentina y luego continuando la obra la
Municipalidad
de San Isidro con la Asociación Ribera Norte. Claro está, que no se
encuentra
totalmente exenta de modificaciones, las hay y entre ellas la más
importante es
la de haber prosperado en su superficie especies de flora exótica; la
fauna en
mucho menor medida dado que sólo hay unas tres especies introducidas –aves- que frecuentan el lugar".
La Reserva Ribera Norte desde
el punto de
vista geomorfológico tiene cierta similitud con la superficie que
conforman las
islas del Bajo Delta o Delta
Inferior del Paraná. Es
decir, el
origen del área es debido a la acumulación de sedimentos aluvionales,
provistos
principalmente de limo, arcilla y arena. Los agentes transportadores de
estos
sedimentos son los grandes cauces que conforman el gran Estuario del
Plata: los
ríos Paraná y Uruguay.
Este proceso tiene como consecuencia la formación
de un
área elevada en su contorno y
levemente deprimida en la parte central. Su origen es natural, he aquí la diferencia de las otras reservas urbanas
de la ciudad de Buenos Aires y del Conurbano bonaerense, las cuales se
formaron por el rellenado con escombros volcados sobre las aguas del
río. Sólo un pequeño sector que bordea el límite frontal de la reserva
con la ciudad posee rellenado de escombros. La totalidad de la reserva es inundada en las sudestadas.
El agua permanece sobre los albardones de la superficie protegida sólo
algunas horas, actuando como aportes extras a la precipitación y
manteniendo el subsuelo con agua dulce siempre disponible para las
raíces de las leñosas.
En relación a la flora del refugio natural, el sitio PatrimonioNatural.com cita el trabajo
titulado
“Relevamiento Florístico del Refugio Natural Educativo de
la Ribera Norte, de María Paula Bertolini y Norma Deginani, publicado en 1994 por el municipio sanisidrense. En el estudio se señalan seis
comunidades
vegetales. En primer término está el juncal,
formado casi exclusivamente por el junco
y se trata de una comunidad muy frecuente en orillas de
distintos tipos de cursos de agua aunque en la ribera rioplatense corre riesgo de perderse ante el descontrolado manejo de emprendimientos privados.
Los matorrales ribereños, constituidos por arbustos o pequeños árboles con
predominio la rama negra, acacia mansa, el sarandí y en menor proporción se observan ejemplares de sarandí
colorado, el
culandrillo, algún ejemplar de pindó, entre otras. El sauzal,
cuyas especies dominantes son los sauces criollos, el exótico sauce llorón y la presencia del aliso de río, también característico de estos
ambientes
y
suele formar bosquecillos exclusivos debido a su sistema de
enraizamiento. Al
respecto señalan los autores mencionados, "estas especies conforman una
comunidad
que está evolucionando hacia la selva marginal, con anacahuitas, lecherones o
curupíes,
higuerones o agarrapalos, ceibos, arbustos, lianas y
epífitas". El sotobosque está invadido por
ligustrinas,
arbusto originario de China que se cultiva en los jardines.
Otra
comunidad es el ceibal, con el predominio del ceibo,
que suele
formar montes puros como especie dominante, acompañado, en este sitio,
por
lecherones
y
pajonales de distintas especies. Otro de los ecosistemas es el pajonal de
espadaña,
paja brava o cortadera
y totora,
especies que
están acompañas por gran cantidad del exótica lirio amarillo y ciperáceas. En último lugar, la numerosa
comunidad de vegetación flotante, entre las que se puede mencionar a los
helechitos de agua, los camalotes, amapola de agua y varias especies más. En el estudio se hace mención a un ambiente en formación, "que se
encuentra en la porción más elevada y modificada del área, y está
compuesto por
cortaderas,
chilcas,
espinillos, carquejas
y gramíneas, entre
otras especies, que forman un pequeño pastizal y matorral xerófilo".
Además de los ambientes más característicos, en la Reserva hay gran variedad de otras plantas que no se
ajustan a esta
clasificación y que representan a 81 familias, entre las que hay plantas
epifitas, lianas, enredaderas, una cactácea y otras más.
El parque natural presenta una
pequeña laguna de unos 1000 metros cuadrados, que alberga una variada gama de plantas
palustres. En el aludido trabajo
referido por PatrimonioNatural.com,
"se censaron 225 especies de plantas vasculares de las cuales el 85,5%
resultaron ser autóctonas y un 13, 5% exóticas,
guarismos que son favorables para el valor de la reserva, no
sólo por la gran diversidad en tan pequeña superficie, sino por el
predominio
de especies nativas en una zona muy antropizada y rodeada de viviendas
con
jardines con abundantes especies foráneas que podrían dispersarse
fácilmente
hacia la reserva".
En lo relativo a la
fauna de la reserva natural, el lugar relevante lo ocupan las aves con
más de 200 especies observadas. El sitio web PatrimonioNatural.com define que "este número se
refiere a
la suma de distintos avistajes realizados durante mucho tiempo, en los
que hay
citas accidentales o al menos muy ocasionales, además incluye muchas
especies
que son estacionales y, por ende, no
se las ve siempre sino sólo en la época del año que, según sea su
tipo de migración, lleguen a estas latitudes en verano o invierno".
Muchas aves están relacionadas con el
medio acuático como el chiflón, el caracolero, diversas especies de patos como el conspicuo pato picazo alimentándose en los
espesos juncales, el pato barcino, el pato
gargantilla, la
polla de agua o polla negra, el gallito de agua o jacana, el chiricote y la gallareta chica. También, es común la
garza mora, el biguá, la garza bruja,
el mirasol grande, las dos garzas blancas,
chica y grande, la gaviota cocinera,
del grupo
de los llamados vulgarmente burritos cabe
mencionar al burrito negruzco, burrito colorado y el amarillo.
Entre las rapaces y lechuzas se observa al
caburé chico,
la lechuza vizcachera,
el gavilán común,
chimango, gavilán
de campo, el halcón
plomizo, el
halconcito colorado y el taguató común. En el sitio web se hace mención del picaflor bronceado, el picaflor
común, el picaflor de barbijo, el picaflor garganta blanca, el carpintero real y el campestre, el cuclillo
pico negro, crespín, el tinazú, el pirincho y varias
especies de palomas como la yerutí, entre
otras. De la familia de los loros, el calacante común, la cotorra, el ñanday y otras especies más. Son numerosas las especies de pájaros, como la remolinera
común, el hornero, el canastero coludo, al
sobrepuesto, al
piojito gris, la viudita blanca, el picabuey, benteveo común, el suirirí real, el churrinche, el fío fío pico corto, la mosqueta común y varias especies más. También, se observan al chinchero
chico, la
golondrina
doméstica y la
golondrina patagónica, la ratona
común, la
calandria común, el
zorzal colorado y el zorzal blanco o
chalchalero, la tacuarita azul, la reinamora
grande y la
chica, el
cardenal común,
el pepitero gris,
cobatita común, el pepitero de collar, el chingolo, el tordo
amarillo, el
varillero negro,
el matico, el
federal, el pecho amarillo, el boyerito y otras especies
más.
En el caso de los anfibios, los más comunes son la
ranita
de zarzal, la rana
criolla, la
ranita trepadora y el
sapo común. Entre los
reptiles está presente el lagarto
overo, la tortuga pintada, la tortuga cuello de
serpiente, la
culebra de agua,
la culebra verde,
la culebra ratonera y la yarará. Los mamíferos
tienen una pobre presencia en cantidad de especies por razones del tamaño del
área y por estar la zona muy antropizada, es decir, por la presencia humana. Se ve el coipo, el cuis y algunos micromamíferos como muciélagos. La
ictiofauna del Río de la Plata es muy numerosa. En PatrimonioNatural.com se indica la presencia de "alguna
especies comunes en las aguas interiores, sea la lagunita, charcos
semipermanentes y canales. Se registró la presencia de la mojarra, la chanchita, el dientudo, bagarito, el limpiavidrios, el torito, el bagre sapo y la anguila, entre otras".
A diferencia del desborde de visitantes que se observa en la Reserva de la Costanera Sur, que por momentos se parece más a un parque pensado para la práctica aeróbica y de ciclismo, en la Reserva de la Ribera Norte de San Isidro los visitantes caminan con el cuidado y el respeto por la naturaleza a lo largo de sus senderos, y se permiten el avistaje de la fauna y contemplación de la flora en miradores y espacios pensados para el disfrute del paisaje agreste, en un auténtico viaje al pasado de la costa norte del Río de la Plata.
A diferencia del desborde de visitantes que se observa en la Reserva de la Costanera Sur, que por momentos se parece más a un parque pensado para la práctica aeróbica y de ciclismo, en la Reserva de la Ribera Norte de San Isidro los visitantes caminan con el cuidado y el respeto por la naturaleza a lo largo de sus senderos, y se permiten el avistaje de la fauna y contemplación de la flora en miradores y espacios pensados para el disfrute del paisaje agreste, en un auténtico viaje al pasado de la costa norte del Río de la Plata.
Álbum de fotos del paseo disponible en: Reserva Natural Ribera Norte de San Isidro
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