Tigre: el Museo Naval es un encuentro con la historia, la cultura y la tradición marítima de la Nación

El Museo Naval de la Nación es una dependencia de la Armada Argentina situado frente al río Luján, en Paseo Victorica 602 de la localidad de Tigre. Es una institución permanente "que efectúa investigaciones sobre los testimonios materiales del hombre y de su medio ambiente en relación a la evolución y desarrollo de la historia, cultura y tradición marítima y naval de la nación, adquiridos, conservados, comunicados y expuestos, para fines de estudio, de educación y de deleite". Su fundación data de 1892, por el Centro Naval y años más tarde a cargo del entonces Ministerio de Marina. En la década del 40 se mudó a Tigre frente al considerable aumento del material a exponer, "fue imperioso buscar un lugar más adecuado para el museo" y por ello, el decreto 14.949 del Poder Ejecutivo Nacional dispuso el traslado por parte del Ministerio de Marina, completándose la mudanza en 1948. Fue declarado Monumento Histórico Nacional por Decreto 2.187 de 4 de septiembre de 1979.

Allí funcionaban depósitos del Arsenal de Artillería de Marina de Zárate y dependencias náuticas del Centro Naval, que originalmente fueron los Talleres Nacionales de Marina, que junto a los de Zárate fueron los primeros arsenales de la Armada Argentina, construidos en 1880 por decisión del entonces presidente Nicolás Avellaneda para servir de base de la llamada “Escuadra de Sarmiento” (primera fuerza naval argentina compuesta por buques de combate construidos como tales), sirvieron luego como escuela técnica, base de torpederas, depósito de artillería y simple depósito.
  

El Museo dispone de una importante colección dispuesta en 6 salas. Según se explica en la publicación oficial del museo, "la colección está ordenada siguiendo una línea argumental de carácter histórico, de la que se desprenden  ramificaciones destinadas a exponer testimonios de las diversas tecnologías aplicadas y de aspectos específicos particulares de la actividad naval y marítima. 

Está compuesta por 4.000 piezas; 220 modelos en escala de naves mercantes, militares, deportivas, de pesca y de servicios de todas las épocas, 130 modelos de aeronaves, 400 cuadros, 50 esculturas y piezas heráldicas, 30 cartas náuticas históricas, 100 cañones, torpedos y armas mayores, 100 armas de mano, 10 embarcaciones, 3 aeronaves, 100 especímenes biológicos marinos, instrumentos náuticos, máquinas navales, cofres y banderas de guerra, uniformes, muebles, enseres y objetos personales, y su principal pieza: los restos de  la fragata 25 de Mayo, que capitaneó el almirante Guillermo Brown". 

Para complementar la colección, el Museo Naval cuenta con una Biblioteca pública con 2.000 volúmenes sobre temas marítimos, navales y afines; la planoteca "Ricardo Vaccari", dedicada a construcción y modelismo naval, sistemas navales y cartas náuticas, y el archivo "Fernando Murillo", con información y documentos clasificados en un millar de rubros. Dispone la sala de lectura "Domingo Faustino Sarmiento". 

Las Salas de Exposiciones
  
La Sala Lebán, dedicada a la historia de la navegación -su nombre rinde homenaje al un ex director del museo entre los años 1948 y 1961, el capitán Hugo Lebán-, "está organizada cronológicamente en torno a sesenta modelos de naves". Se exhiben "desde las primeras soluciones ensayadas por el hombre para la navegación, desde la prehistoria y su evolución alcanzada por los pueblos de Egipto, Fenicia, Grecia, Cartago y Roma, y en la Edad Media, hasta la aparición de las distintas formas de propulsión, la invención del timón y el progreso de las velas poniendo en evidencia la influencia de la evolución  del conocimiento científico en el pasaje de la forma empírica a desarrollos racionales".

"Siguiendo una cronología paralela, una serie de vitrinas representa los hechos y momentos históricos más significativos; una muestra cartográfica exhibe la evolución del conocimiento geográfico a partir del mito hasta el saber científico, y un conjunto de obras de arte y citas literarias de cada tiempo testimonia el sentir social respecto del mar", se afirma en el folleto que se basa en un artículo publicado en el Boletín del Centro Naval 813 de 2006.


Otro de los salones, Independencia, está dedicado a hechos y figuras de especial significación en la historia naval argentina desde las Invasiones inglesas hasta el general San Martín y su relación con el mar. "Está organizada por sectores temáticos dedicados a hechos y figuras de especial significación en la historia naval del argentina". En un sector diferenciado se recuerda al almirante Guillermo Brown: "un modelo de la nave Hércules y un cañón que perteneció a la nave 25 de Mayo, y hay vitrinas con documentos, prendas y efectos personales a otros grandes personajes de la historia naval como Bouchard, Espora y Rosales", tal como se describe en el folleto oficial del museo.  


La Sala González Lonzieme, en honor a otro de los directores del museo entre 1963 y 1984, el capitán Enrique González, reconocido historiador y académico de la Historia, "está dedicada a la historia marítima y naval argentina hasta 1880, y refleja la progresiva consolidación orgánica de la Armada Argentina". Se reseña la época de la guerra contra el imperio brasileño "donde se exponen modelos de naves participantes; una importante exposición pictórica que recuerda los principales combates; esculturas, cartografías, documentos recordatorios, y posee una vitrina con piezas de arqueología marítima pertenecientes al armamento de la fragata Duquesa de Goyaz, hundida durante el frustrado asalto brasileño a Carmen de Patagones". Se presenta una sección dedicada a la Armada en tiempos de Rosas y la Confederación, hasta los tiempos de la guerra de la Triple Alianza. En la sala también se exhibe una colección de fotografías de Buenos Aires en 1880 vista desde el Río de la Plata y que "cierra la etapa histórica de la Nación sin puerto marítimo". 


La Sala Ratto, en homenaje a otro de los destacados directores del museo entre 1937 y 1948, el capitán Héctor Ratto, expone la historia de la Armada Argentina desde la época en que la Argentina alcanzó efectivamente el mar hasta los tiempos presentes. Se organiza en torno a "un recorrido circular cronológico que desemboca en el área de la marina actual, así como rincones temáticos destinados a actividades específicas". El visitante puede observar con admiración "algunos modelos en escala de los buques que prestaron servicios en la Armada, entre los que se destacan el acorazado Almirante Brown y el crucero Patagonia, primeros buques de combate marítimo, que se exponen junto a cuadros, fotografías, uniformes, documentos y efectos personales". Impacta al público la exhibición de un mascarón de proa que perteneció a la fragata Presidente Sarmiento que preside la sala desde lo alto. Como se detalla en la publicación del Museo, "una vitrina exhibe ochenta modelos a escala de aeronaves que prestaron servicios en la Aviación Naval y un modelo del portaaviones Independencia, primera nave de esa clase que prestó servicios en la Armada Argentina".


La Sala Náutica Manuel Belgrano recuerda a uno de los padres fundadores de la Argentina y quien fuera el primero en promover la navegación y las ciencias náuticas de la Nación. Está dedicada a distintos temas, entre ellos se encuentra el Legh II -famoso velero utilizado por Vito Dumas para dar la vuelta al mundo- y los restos de la Fragata 25 de Mayo comandada por el Almirante Brown. Los visitantes pueden contemplar "embarcaciones deportivas a vela y modelos en escala de veleros de distintas épocas y variados aparejos amplían el testimonio de la náutica deportiva, acompañados de otros objetos como obras pictóricas, partes de arboladura y un tablero descriptivo de los nudos marineros". La Escuela Nacional de Náutica tiene reservado un sector al igual que las flotas mercantes argentinas. 

Destaca el folleto del Museo Naval que un área está dedicada "a la navegación fluvial y portuaria, donde modelos muestran naves de carga, pasajeros, hidrográficas, auxiliares de dragado y chatas; contiene una muestra de equipos de balizamiento que comienza con la referencia a técnicas y ciencias de apoyo a la navegación y el estudio del mar, donde se destaca la linterna de un faro giratorio que estuvo instalado en Isla Leones entre 1917 y 1930". Además, varias vitrinas exhiben especímenes de fauna marina y litoral, como instrumentos marinos de uso a bordo y náutico. Un área especial, el "Recinto 25 de Mayo" contiene "los restos de la fragata 25 de Mayo que capitaneó Guillermo Brown en 1826; piezas de maderamen de la nave halladas en 1933 durante un dragado del antepuerto norte de Buenos Aires; un cañón y carronada con su munición, anclas, rezones y ferramenta. También, el timón completo de la goleta Maldonado, hundida supuestamente en el mismo punto que la 25 de Mayo; infografías, estudios y resoluciones del gobierno de aquel momento y su historial museológico se destacan entre otros objetos en exhibición".

Armas y Artillería

La Sala de Armas es, sin lugar a dudas, uno de los espacios del Museo que atrae mayor atención del público, allí se observan armas navales de distintas épocas y está organizada por especies, se muestra la evolución del arma (cañones) desde el siglo XVIII hasta mediados del XX. "Un recorrido orientado expone armas antisubmarinas y submarinas: desde una colección de torpedos, con especímenes de 1880, minas, morteros lanzabombas, un erizo, un cohete antisubmarino y un torpedo buscador",  tal como se afirma en la publicación del museo. 

La muestra se divide en tres períodos, las armas empleadas en la guerra de la Independencia, el período de organización de la marina moderna entre 1880 y 1910, y montajes de épocas recientes. En dicha sala se encuentra un sector dedicado al conflicto bélico de Malvinas que "reúne testimonios, obras, documentos e infografías que recuerdan la afirmación del pabellón por la fragata Heroína en 1820 y en la gesta de 1982".


El Parque de Artillería y Aviación es una de las áreas favoritas para los miles de visitantes. Se trata de un sector abierto de cuatro mil cuadrados que muestra entre otros objetos el puente del aviso Alférez Sobral alcanzado por misiles británicos en la guerra; tres aviones de la Aviación Naval de destacada actuación en el conflicto bélico (Skyhawk, Panther y Texan). Además de 14 cañones, una pieza Armstrong de las baterías que Sarmiento dispuso en la isla de Martín García y una campana de salvamento de submarinos del buque Guardiamarina Zicari.


Fuera del viejo edificio del Arsenal de la Marina donde hoy se asienta el Museo Naval de la Nación, sobre el Paseo Victorica se puede recorrer la Plaza Histórica del Museo a orillas del río Luján. Se presentan diversos elementos históricos de la Marina: un busto del almirante Brown proveniente del Hospital Naval Río Santiago; un escudo nacional de bronce que perteneció al crucero acorazado San Martín; una gran campana ceremonial, cañones, anclas históricas y placas recordatorias. El museo está abierto al público todo el año, de martes a viernes en el horario de 8:30 a 17:30  y los sábados, domingos y feriados de 10:30  a 18:30 horas (en enero y febrero, el museo también abre todos los días lunes). 



El Museo Naval puede visitarse en su página web, pero sin lugar a dudas una recorrida por los amplios salones de los viejos Talleres Nacionales de la Marina, que en 1880 mandara a construir el entonces presidente Nicolás Avellaneda para servir de base para la primera escuadra naval del país, se constituirá en una auténtica aventura y en un instructivo viaje por la historia de la navegación desde los tiempos más remotos hasta la actualidad. Los visitantes quedarán impresionados con el recorrido por la historia, la cultura y la tradición marítima y naval de la Argentina.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Museo Naval de la Nación en Tigre

Victoria: un pequeño parque costero ideal para las caminatas y el descanso frente al río

Es un nuevo espacio recreativo y de descanso a la vera del Río Luján, ubicada en la localidad de Victoria. Se trata de 100 metros de ribera, recuperados por el Municipio. Esta Costanera está abierta al público y cuenta con bancos, cestos e iluminación, en el marco de una importante vegetación. Se accede por calle Comandante Piedrabuena.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Costanera de Punta Chica en Victoria

San Fernando: un Paseo Vial que se extiende entre las dos costaneras públicas

Del Arca y Escalada, frente a las vías del Tren de la Costa, desde allí se extiende un importante paseo de bisisenda para el paseo en bicicleta y la caminata de los transeúntes, entre frondosas arboledas y juegos para niños, para quienes eligen circular en paralelo al tren y en dirección a las dos costaneras, la Norte por medio de la calle Del Arca. En unas diez cuadras por calle Escalada, en paralelo a la vía del tren, se atraviesa la estación Marina Nueva, hasta alcanzar la calle Almirante Marín, donde la senda se dirige en dirección de la Costanera Sur.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Paseo Vial Costero de San Fernando

San Fernando: una extensa costanera pública al sur del Centro de Exposiciones Parque Náutico

En calle Almirante Martín y el Río Luján, el municipio presenta 400 metros de ribera pública que van hacia el Sur del Centro de Exposiciones Parque Náutico San Fernando, con acceso al río y un gran espacio para la caminata y la práctica de la bicicleta, con juegos infantiles y una imponente arboleda que le da un marco bucólico.

Álbum de fotos del paseo disponible en:  Costanera Sur de San Fernando

San Fernando: costanera y parque público a orillas del río Luján

La Costanera Norte Alfredo Viviant se encuentra en calle Del Arca y Río Luján, es uno de los pocos espacios públicos del partido de San Fernando. Sitio parquizado de 800 metros, ideal para la recreación, el paseo en bicicleta, las caminatas y la jornada al aire libre, con una costanera apta para la pesca. Sectores de juegos para niños, el paseo cuenta con una frondosa arboleda, entre ellos, árboles autóctonos implantados por el Municipio. Es el lugar elegido para el paseo de automovilistas, caminantes y ciclistas, una bicisenda comunica al paseo costero con la estación Marina Nueva del Tren de la Costa, a una distancia de 1.000 metros. A su vez, conecta con la Costanera Sur y el Centro de Exposiciones.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Costanera Norte de San Fernando

Olivos: la Feria Artesanal y Plástica es un paseo tradicional en el casco histórico

La Feria Artesanal y Plástica de Olivos funciona desde 1997, en la Plaza Vicente López y Planes, en el Casco Histórico de la Ciudad de Olivos, partido de Vicente López. Cada fin de semana, unos 50 puestos ofrecen a los visitantes artesanías exclusivas junto a actividades gratuitas para grandes y niños, como funciones de títeres, payasos, talleres de plástica, navideños, narraciones de cuentos entre otros tantos entretenimientos, incluyendo sorteos de órdenes de compra y/o premios donados por los artesanos

En su blog, se afirma que "los artesanos de la Feria de Olivos estamos convencidos que la Feria es algo más que un lugar destinado a rescatar el valor cultural y de identidad que aportan las artesanías, sino un paseo con encanto natural, un espacio lúdico y ameno, donde la comunidad que la visita interactúa con los artesanos, se abandona por un momento y encuentra un remanso para la cada vez más vertiginosa y -muchas veces- no menos problemática vida cotidiana". Está abierta al público los sábados, domingos y feriados de 11 a 18 horas.

Álbum de fotos del evento disponible en: Feria Artesanal de Olivos

Acassuso: la Feria del Anticuario en la estación Las Barrancas del Tren de la Costa

La Feria del Anticuario se encuentra ubicada en la estación Las Barrancas, del Tren de la Costa, sobre la calle Perú (Acassuso) y muy cerca del complejo naútico Perú Beach, a metros del Río de la Plata. Conocida como la Feria de Antigüedades, es uno de los paseos típicos de la zona norte que atrae al turismo nacional e internacional, funciona todos los fines de semana y días feriados. Unos 70 stands donde se puede apreciar todo tipo de antigüedades y curiosidades, desde militaria, porcelanas, limoges, numismática, pintura, bronces, cubiertos, instrumentos musicales, decoración, mármoles, lapiceras, muñecas, juguetes, relojes, libros, sombreros, ropa, revistas, marfiles y muchas cosas más. 

Constituye un paseo diferente bajo una frondosa arboleda, y el entorno de las bellas residencias de Acassuso la proximidad del Río. En su sitio web, desde la feria invitan a "lograr el hallazgo que usted busca y merece, de un Sulky a un objeto bélico de la primera guerra mundial, de una antigua pieza de plata a una porcelana de Limoges, de un veterano reloj a un teléfono pionero, todo es posible encontrar recorriendo nuestros stands". 

Los visitantes pueden recorrer la feria los fines de semana y días feriados entre las 10 y las 19 horas. En el sitio web de la feria se explica que "los diferentes locales entremezclan los más variados objetos que su imaginación pueda pensar. Cámaras fotográficas de toda época, las hay desde 1860 en adelante, colecciones de botellas de todo tipo, desde 1850, porcelanas, relojes, cristalería, muñecas y juguetes antiguos se confunden con revistas, libros, marfiles y lámparas". "Hay stands especializados en artículos de campo, con arados, rastras, estribos, mates de plata, frenos de caballos. Encontrará quien se dedique a objetos militares, desde uniformes a material de la primera y segunda guerra mundial, hasta Vietnam y Malvinas. Otros en botellas de todo tipo y nacionalidad, de relojería antigua, etc. La variedad incluye, cuadros, sombreros, monedas, billetes, mapas y todo lo que Ud. desee conseguir". Y concluye la nota, "todo este sinnúmero de objetos y muchos más imposible de enumerar, están a la venta y además podrá tasar piezas que usted posea, venderlas o canjearlas".

Álbum de fotos del evento disponible en: Feria del Anticuario Estación Las Barrancas en Acassuso

San Isidro: la Feria Artesanal de la Plaza Mitre es un tradicional paseo de la costa norte

La tradicional e histórica Feria Artesanal de la Plaza Mitre funciona desde el año 1971, es un evento turístico y cultural que cuenta con cerca de 150 puestos, en donde los visitantes podrán encontrar a los artesanos "que producen objetos casi únicos, diferenciándose de la realización masiva, seriada e impersonal". La feria, que tiene una página web, abre los fines de semana y feriados de 10 a 21 horas, una propuesta que incluye espectáculos musicales y teatrales callejeros.

Álbum de fotos del evento disponible en: Feria de Artesanos de Plaza Mitre en San Isidro

Quinta Los Ombúes: un rincón de la historia argentina en San Isidro, allí se cantó el Himno Nacional por primera vez

La Quinta "Los Ombúes" se sitúa en el Paseo homónimo, de la localidad de San Isidro, fue propiedad de Mariquita Sánchez de Thompson y Mendeville. En la actualidad es el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal Beccar Varela. El propietario original de la chacra donde se emplaza "Los Ombúes" fue Pedro de la Torre, quien recibiera la parcela en 1580 con el reparto de tierras de Juan de Garay. En 1612 su propietario era Alonso Díaz Ferreyra y en 1706, cuando la chacra estaba a nombre de Gonzalo de Zárate, Domingo de Acassuso adquirió una parte de las tierras para destinarla a la capellanía y la capilla lo que, con los años, devino en el antecedente más concreto del origen de San Isidro. 

En 1784 Cecilio Sánchez de Velazco, Alcalde de primer voto del Cabildo de Buenos Aires, compró la propiedad y, en 1812, la heredó su hija, la célebre Mariquita Sánchez de Thompson quien la vendió en 1829 a Rosa Azcuénaga de Santa Coloma, cuya familia tuvo destacada actuación durante el virreinato. En 1867, la chacra pasó a manos de Pascuala Beláustegui de Arana, viuda del Dr. Felipe Arana, Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Juan Manuel de Rosas. Desde 1872, la Quinta Los Ombúes fue propiedad del jurisconsulto Dr. Eduardo Lahitte y, desde 1881, quedó en posesión de Dr. Cosme Beccar y de su esposa María Varela, matrimonio que perpetuó el apellido Beccar Varela a su numerosa descendencia. Uno de sus hijos, el Dr. Horacio Beccar Varela, fue quien legó la Quinta los Ombúes a la Municipalidad de San Isidro que, en el año 2005 la declaró de Interés Histórico Municipal. Desde el 2 de octubre de 2007 es Monumento Histórico Nacional mediante el Decreto 1.284. La inauguración del museo en esta sede se realizó el 16 de Mayo de 2006.

En su hogar se cantó por primera vez el Himno Nacional Argentino. Ella fue quien interpretó las primeras estrofas del Himno. Los estudiosos de la historia sostienen que en esa casa concurrieron Liniers, Pueyrredón, San Martín, Alvear, Balcarce, Sarratea, Rivadavia, Brown, fray Cayetano Rodríguez, Esteban de Luca, Vicente López y Planes y Blas Parera, este último fue quien hizo escuchar por primera vez las estrofas del Himno Nacional en una de aquellas veladas. El retrato de Mariquita Sánchez de Thompson se encuentra junto a los de otras mujeres argentinas relevantes en el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada de Buenos Aires, inaugurado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en marzo de 2009.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Quinta Histórica Los Ombúes en San Isidro

Quinta Los Naranjos: un trazo de la historia y la arquitectura del siglo XIX en San Isidro

De característico color rosado, la Quinta "Los Naranjos", ubicada en Calle Belgrano 868, en la ciudad de San Isidro, constituye todo un ejemplo de arquitectura suburbana italianizante del siglo XIX, sumamente característica en la provincia de Buenos Aires. Originariamente fue parte de la chacra conocida como Los Ombúes, cuya propietaria era Mariquita Sánchez de Thompson, la que donó una fracción de tierra en 1814 a Juan Nonell, quien construyó la casona. 

Ésta se emplaza dentro del área de preservación patrimonial declarado por la Municipalidad de San Isidro. Por Decreto 1.284, firmado por el Presidente Néstor Kirchner el 2 de octubre 2007, se la declaró "Bien de Interés Histórico Nacional" a partir de un minucioso estudio de la Comisión Nacional de Museos, de Monumentos y Lugares Históricos de la Nación.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Quinta Histórica Los Naranjos en San Isidro

Quinta La Porteña: residencia construida sobre planos de 1840 en San Isidro y que habitó el último gobernador de Malvinas

La Quinta La Porteña, ubicada en Calle Belgrano 839, dentro del área de preservación patrimonial declarado por la Municipalidad de San Isidro. Esta residencia fue construida en 1965 sobre los planos originales de mediados del siglo XIX (del año 1840), de allí sus características tan particulares, como el color rosado fuerte de sus paredes, el verde claro de sus ventanas y rejas, un pequeño perrito que parece de verdad y otro más grande en el ingreso principal. Adornan el jardín un antiguo aljibe de mármol blanco y un juego de jardín, también en tonalidades verdes acordes a la época en que fuera construida la casa originaria. 


Allí vivió Luis Vernet nombrado Comandante Político y Militar de las Islas Malvinas en 1829. Vernet ya venía realizando una intensa acción colonizadora en las islas y, para 1826, había logrado asentar una población de un centenar de personas. Atento a esos méritos, el gobierno argentino lo había nombrado Gobernador con atribuciones civiles y militares. Integra el circuíto histórico-turístico conocido como Paseo de Los Tres Ombúes.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Quinta Histórica La Porteña en San Isidro 

San Isidro: la tradicional Barranca de la Plaza Mitre que mira al río y al viejo tren de la costa

La Plaza Mitre, ubicada sobre Av. Del Libertador al 16.300, y las calles Ituzaingó, J. B. de La salle y Pedro Menini. Es la plaza principal del partido de San Isidro, construida en dos niveles de las barrancas, en uno de los cuales, el inferior, se encuentra un reloj floral instalado por iniciativa del entonces intendente Becar Varela, en 1913, el primero que se instaló en Argentina. La Plaza fue declarada Lugar Histórico Nacional mediante el Decreto 9.226 del 10 de octubre de 1963, que también reconoce al Algarrobo, situado en las Barrancas de San Isidro, como Árbol Histórico Nacional. Una placa recuerda que en el año 1815 a su pie mantuvieron una larga entrevista San Martín y Pueyrredón.

La sombra de las centenarias "Tipas" cubren la plaza y el lila profundo de los "Jacarandáes" permiten disfrutar de un paseo inigualable. Al pie de la barranca de la plaza y cruzando la calle Lasalle, en encuentra la Estación San Isidro R del Tren de la Costa. Los fines de semana funciona la Feria de Artesanías, donde los visitantes pueden adquirir una gama variada de objetos de arte, joyería, de madera, tejidos y otros productos.

Álbum de fotos del paseo disponible en:  Plaza Mitre y las Barrancas de San Isidro

Paseo El Tala: un mirador con vista al río y una escalera que desciende por la barranca

El Paseo El Tala se inauguró el 11 de abril de 1914 en medio de un gran festejo popular. Se ubica en la calle Martín y Omar, en su corte hacia el bajo. El nombre se debe a un gran ejemplar que había en la casa de Matilde Vernet, la hija del primer gobernador de las islas Malvinas, Luis Vernet, quien por haber sido la primera mujer en nacer en las islas era llamada Malvina. La familia Anchorena, dueños de la quinta Santa Clara existente en ese lugar por aquellos años, se hizo cargo de gastos de este paseo, siendo construido por la empresa sanisidrense Tiscornia y Morganti, quienes diseñaron también los dos bancos de cemento rústico que aún persisten. 

Todo este paseo es de estilo pintoresquista que imita la naturaleza. Son troncos de cemento pero que desde cierta perspectiva parecen construidos en madera. Desde el mirador al Río en la barranca se baja por una escalera. La obra de recuperación del paseo consistió en la restauración y reconstrucción de la escalera, la instalación de un sistema de iluminación y la parquización de la barranca, como los trabajos realizados en la terraza alta del Paseo, con la renovación y recuperación de los solados; la reconstrucción de bancos y barandas. Asimismo, se realizaron trabajos necesarios para la preservación del añoso Tala existente.


Álbum de fotos del paseo disponible en: Paseo El Tala en San Isidro

Paseo de Los Paraísos: la Placita de los Curas en el casco histórico de San Isidro

El Paseo de "Los Paraísos" fue inaugurado el 6 de noviembre de 1910. Se encuentra en el casco histórico de San Isidro, al costado de la Catedral, limitado por las calles Monseñor de Andrea y Juan Bautista de Lasalle. Se lo conoce también como "Placita de los Curas" y, en efecto, es una pequeña placita encerrada entre dos construcciones que tiene el encanto de poseer una fronda a sus pies, que se proyecta y continúa el paseo hasta la barranca, se baja por una escalinata flanqueada por paraísos (de ahí su nombre). 

Dicen los lugareños que desde hace mucho tiempo, esta placita por estar cerca de la catedral, se veía a los clérigos que fueran a hacer allí sus meditaciones en el silencio y a la sombra de sus árboles, y por esta costumbre le ha quedado el segundo nombre. 

Tiene una balaustrada que da sobre la barranca, obra del constructor Tíscomia, el que también es responsable de ia existente en el Paseo de los Tres Ombúes.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Paseo de los Paraísos en San Isidro

En San Isidro la memoria de la historia argentina se recrea en el Paseo de los Tres Ombúes

El Paseo de los Tres Ombúes se encuentra en el casco histórico de San Isidro, en la intersección de las calles Belgrano y Adrián Beccar Varela. En calle Luis Vernet, en medio de quintas con vista al río y la barranca, se encuentra a la Quinta La Porteña, quinta de Margarita Perkins de Anchorena. Y sobre la calle Beccar Varela, sobresalen la Quinta Los Naranjos y la quinta que perteneciera a Mariquita Sánchez de Thompson, patricia que se recuerda como la primera cantante de Himno Nacional Argentino, la Quinta Los Ombúes -hoy museo histórico municipal-. Declarado Lugar Histórico Nacional por Decreto 9.226 del 10 de octubre de 1963.

El Paseo de Los Tres Ombúes es uno de los paseos más apropiados para conocer el San Isidro colonial. El dato es que de los tres ombúes que se asomaban a las barrancas y al río sólo quedan dos. En los folletos turísticos se afirma que "el paseo huele a jazmín, a madreselva, se asoman por encima de los muros las trepadoras, el silencio se pasea orondo, y las casas, de estilo colonial, parecen contar viejas historias".

Álbum de fotos del paseo disponible en: Paseo de los Tres Ombúes en San Isidro

Tres Ombúes: el Mirador de San Isidro con una bella vista de las barrancas

En la intersección de las calles Adrián Beccar Varela y Belgrano, en pleno casco histórico de San Isidro, entre la Quinta Los Ombúes, donde vivió Mariquita Sánchez de Thompson, actual Museo Histórico Municipal, y la Quinta Los Naranjos, se emplaza el Mirador de los Tres Ombúes, cuya balaustrada que da sobre la barranca es obra del constructor Tíscomia, quien es el responsable de ia existente en el Paseo de "Los Paraísos". 


El Mirador de los Tres Ombúes fue donado por Mariquita Sánchez para que todos los vecinos pudieran disfrutar de la hermosa vista de las barrancas de San Isidro al Río de la Plata. El Paseo Tres Ombúes fue declarado Lugar Histórico Nacional, el 10 de octubre de 1963, por Decreto 9.226.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Mirador de losTres Ombúes en San Isidro

San Isidro: la memoria histórica en el entorno de la Catedral y las Barrancas

La historia de la San Isidro colonial se escribió a partir de 1580, tras la segunda fundación de Buenos Aires, con la repartición de las tierras ubicadas al norte de la ciudad de La Santísima Trinidad (hoy, ciudad de Buenos Aires). Dentro del llamado "Pago de La Costa o del Monte Grande" se encontraba el territorio del actual Partido de San Isidro. Un capitán español, Domingo de Acassuso, dueño de varias hectáreas en esta zona, decidió levantar una capilla bajo la advocación de San Isidro Labrador, Santo Patrono de su familia en España, siendo éste el origen del nombre del partido. Nada quedó de la primera capilla construida en 1707 pero en esa ubicación se levantó la Catedral de San Isidro. A fines del siglo XVIII, las tierras destinadas a la labranza, pasaron a ser lugar de descanso de las familias de la aristocracia porteña. 

A su vez, se construyeron amplias residencias rodeadas de inmensos jardines que le dieron a San Isidro esa singularidad que es sello distintivo. Es la avenida Del Libertador, tras cruzar la calle Sáenz Peña, que se convierte en una calle estrecha y adoquinada, con antiguos faroles que le dan el toque de barrio colonial. La Plaza Mitre y la Catedral son los paseos turísticos más visitados, ambos declarados Lugar Histórico Nacional, por Decreto 9.226 del 10 de octubre de 1963. La manzana delimitada por Del Libertador y las calles Ituzaingó, 25 de Mayo y 9 de Julio, se aprecian construcciones antiguas de variada arquitectura, entre ellas el edificio del Honorable Concejo Deliberante que fue habilitado en 1875 como palacio municipal. 

Sobre la esquina de la calle 9 de Julio y Av. del Libertador se encuentra el Chalet Las Brisas de 1895. El solar contiguo, una de las construcciones más antiguas, de estilo colonial de principios del siglo XIX, alberga al Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal que perteneció a Fernando Alfaro, primer presidente Municipal, la Casa Museo de Alfaro. En Anchorena 445, frente a la Catedral, se erige una de las residencias de la familia Anchorena, su casa de veraneo, una construcción de estilo renacentista español de 1840 que ocupa el Colegio San Juan el Precursor.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Entorno Histórico Catedral-Barrancas de San Isidro

Casa Museo de Alfaro: la antigua sede municipal de San Isidro que luce totalmente remozada para la comunidad

La Casa Museo de Fernando de Alfaro fue la primera sede municipal de San Isidro, ubicada en Av.Del Libertador 16362 (San Isidro), en la actualidad funciona allí la Oficina de Turismo. La casona perteneció a un acaudalado comerciante y uno de los más ricos propietarios de la Patagonia, Fernando de Alfaro, reconocido como "Héroe en la defensa de Carmen de Patagones" por su destacada participación en la defensa de ese puerto ante la agresión portuguesa el 7 de marzo de 1827, que significó la rendición de una fuerza expedicionaria de 600 brasileños. El 14 de julio de 1833 recaló en San Isidro con la compra de la propiedad frente a la Plaza Mitre. En la función pública se destaca la banca que ocupó en 1852 en la Cámara de Representantes de la provincia por el partido liberal. En 1854, con la creación de la Ley de Municipalidades un grupo de destacados vecinos del pueblo lo proclamó el primer presidente de la Municipalidad por un período de 4 años. Alfaro, de militancia mitrista, a su salida fue nombrado Prefecto de Policía en San Vicente, pero tras la batalla de Cepeda que significó el triunfo del federalismo ante los porteños, Urquiza lo destituyó del cargo. En su intento por exiliarse en Uruguay, fue alcanzado en las cercanías de Quilmes por Coroliano Márquez, quien lo reemplazó como prefecto, y fusilado junto a otros dirigentes del mitrismo. 

La casa fue adquirida por el municipio en 1971, años de deterioro obligaron a una destacada obra de intervención y puesta en valor patrimonial en 2000, con un importante hallazgo arqueológico en las excavaciones, sumado a la restauración de los algibes y de la fuente. Sobre el particular, Francisco Girelli, director del Centro de Arqueología Urbana, perteneciente al Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas "Mario J. Buschiazzo" de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires publicó el trabajo "El aljibe de la Casa Alfaro en San Isidro, una lectura estratigráfica". Allí se señala que los aljibes cumplían un rol fundamental en las casas hasta principios del siglo XX siendo la única fuente de abastecimiento doméstica de agua. Data de mediados del siglo XIX y tenía una decoración de azulejos sólo en la parte inferior a modo de un zócalo que resolvía la transición con el suelo".

El académico expresa en la publicación que "no se dispone información exacta de cuándo se realizó dicho revestimiento, podemos suponer que formó parte de los arreglos generales realizados en la casa en 1865, encargados por Cecilia Muñoz tras el fallecimiento de su marido, Fernando Alfaro". Sostiene que "los trabajos de excavación llevados adelante en 2001 se dio en el interior de la Casa Alfaro y un sondeo en el jardín existente entre la Casa Alfaro y la Casa Alfaro-hijo". Afirma en su escrito que "muchas cosas cambiaron en la Casa Alfaro desde que se hiciera la puesta en valor del conjunto, por lo pronto ya no funciona más el Museo que se mudó a la Quinta Los Ombúes. Posiblemente sea la casa más antigua de San Isidro, actualmente alberga oficinas municipales secundarias".    

"El edificio se encuentra bien mantenido y no parecía haber sufrido mayores intervenciones", asevera Francisco Girelli, director del Centro de Arqueología Urbana, en el trabajo de su autoría denominado "El aljibe de la Casa Alfaro en San Isidro, una lectura estratigráfica", que fuera presentado con motivo de la remodelación de la antigua sede comunal en el Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas de la UBA.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Casa Museo de Alfaro en San Isidro 

San Isidro: la belleza de una Catedral con líneas esbeltas que apuntan hacia el cielo

La Catedral de San Isidro se levanta en el corazón del casco histórico del municipio frente a la tradicional Plaza Mitre, ubicada en Avenida Del Libertador al 16200, en la ciudad de San Isidro. Un 6 de octubre de 1895 se colocó la piedra fundamental del templo actual. El 14 de mayo de 1898 se celebró en él la primera misa, dándose por concluidas las obras y consagrándolo el 20 de octubre de 1906. Pero, la historia de la Catedral se remonta a finales del siglo XVII. Allí, en el predio que ocupa la catedral se había levantado un lugar de culto, un rancho de adobe con techo de paja, levantado en 1694 por Domingo de Acassuso, con la existencia de vagas referencias históricas. Años más tarde, el 14 de octubre de 1706, el mismo Acassuso creó aquí una Capellanía en honor de San Isidro Labrador, donando para ello una fracción de terreno de unos 260 metros de frente sobre el Río por 5.000 m. de fondo. Esta fecha es considerada como la de fundación de este pueblo y ciudad. Dos años después, se levantó una primera Capilla de ladrillos y techo de tejas, de exiguas proporciones, en 1708, siendo su sacerdote el Pbro. Fernando Ruiz Corredor, quien vivía en un rancho. Unos años más tarde la Capilla se transformó en sacristía de un templo más grande. Tras varios intentos en que los muros y techos se derrumbaron, fue inaugurado el 24 de abril de 1720. En 1730, el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires lo transformó en sede parroquial. Subsistió hasta 1895, pero fue necesario demolerlo porque su estado calamitoso amenazaba con el derrumbe.


El 6 de octubre de 1895 se colocó la piedra fundamental del templo actual. El 14 de mayo de 1898 se celebró en el templo la primera misa, dándose por concluidas las obras y consagrándolo el 20 de octubre de 1906. El actual edificio ocupa una superficie de 1.300 metros cuadrados, mide 60 metros de largo por un ancho de 18,50 metros, que en los cruceros llega a los 29 metros. La altura interior es de 19 metros y su torre alcanza los 68,65 metros. Los arquitectos de este templo de estilo neogótico fueron Jacques Dunant y Charles Paquin; Pedro Biasca y sus hijos fueron los constructores. Una Comisión Central, con el asesoramiento del ingeniero Santiago Brian, dirigió la obra y una de Damas se encargó de recaudar los fondos necesarios. Sus nombres de perpetuaron en una placa de bronce.

En la parte superior de la torre hay seis campanas: dos de menor porte fueron colocadas en 1902, una de ellas da las horas y la otra está actualmente inactiva. El párroco Agustín Allievi (1912-33) adquirió otras cuatro de mayor tamaño, hechas en Londres por la casa Gillet y Johnston, con un peso total de unos 5.000 kilos, la mayor de 1.800 kilos, la menor de 800 kilos. Fueron bendecidas el 8 de diciembre de 1923, instaladas el 5 de febrero de 1924 y se echan a vuelo en las grandes fiestas. Poco más abajo, la torre ostenta un reloj de cuatro esferas colocado en 1902. El mecanismo es el original, hay que darle cuerda todas las semanas, funciona con contrapesos y se mantiene en perfecto estado. El 8 de junio de 1957 se creó la Diócesis local. El 10 de octubre de 1963 fue declarada Lugar Histórico Nacional mediante el Decreto 9.226.

El exterior

El estilo se caracteriza por sus líneas esbeltas que apuntan hacia el cielo. Al respecto, el Presbítero Pedro Oeyen, párroco de la Catedral, escribe en el sitio web oficial, "el estilo neogótico surgió a fines del siglo XVIII y se usó hasta principios del XX. Retomó las formas del gótico, utilizado en Europa entre los siglos XII y XVI, pero con materiales y técnicas modernas. Se caracteriza por sus líneas esbeltas que apuntan hacia el cielo, como invitando a elevar la mirada a Dios. Las paredes macizas son reemplazadas por vitrales que generan un ambiente interior propicio a la oración. La planta de este templo tiene forma de cruz latina en tres naves y un ábside circular. En la parte posterior está adosada la casa parroquial en el mismo estilo".


Y continúa el relato, "unas décadas más tarde se construyó un sótano, que luego fue transformado en salón parroquial, bajo el atrio del lado del Río. En 1965 se añadió la Capilla del Santísimo y algunas dependencias para la casa parroquial. En la reciente restauración se procuró que las partes añadidas se diferenciaran visualmente mediante materiales distintos o con diferente tratamiento del original. Los techos eran de pizarra, material frágil y quebradizo, que al romperse producía frecuentes filtraciones que dañaban interior y estructuralmente al edificio. El de la iglesia y casa parroquial fue cambiado por uno de cobre en 1952, el de la torre por tejuelas metálicas en 1992".



Finaliza el párraco Oeyen que, "en 1965 muchas de las partes ornamentales exteriores se habían caído y otras amenazaban hacerlo, por lo cual todas fueron eliminadas, quitándole gran parte de su belleza. En la restauración se repusieron más de 400 elementos, reconstruidos a partir de antiguas fotos, recuperándose así las formas originales. Algunos caben en la palma de una mano, otros pesan más de 3.000 kilos. Vale la pena circular con tranquilidad en torno a la Catedral y admirar los múltiples detalles que la convierten en una de las más bellas del país, recordando que la belleza es uno de los atributos del Creador y que vestigios de ella se pueden hallar en todas las cosas".


El interior


Al entrar en la Catedral se puede apreciar la belleza y grandiosidad de sus formas, resaltadas por la reciente restauración. A ambos lados de la puerta principal se encuentran dos pilas de agua bendita en mármol de Carrara con estilo neogótico, se hicieron en 1901 en el Taller de escultura de Víctor Bustelli, de Buenos Aires, cuando el Padre Enrique Potestá era párroco (1898-1901). Para gozar plenamente de ella es indispensable tener en cuenta que su arquitectura está pensada para que todo ayude a la fe. 

El párroco de la Catedral escribió en la página, "la forma de cruz del templo identifica al pueblo orante con Cristo que se ofreció al Padre. La altura interior invita a elevarse hacia Dios. Los vitraux generan un clima propicio a la oración y sus imágenes nos llevan a desear compartir el cielo con Jesús, la Virgen y los santos (para comprender mejor su significado recomendamos el folleto sobre dichos vitraux). En la restauración se quiso facilitar la participación de los fieles en las funciones litúrgicas. Por eso se reubicó el altar central, se renovó la iluminación, el sonido, etc."

"Originalmente el templo contaba con gran cantidad de imágenes, colocadas casi todas en los retablos de los altares. Entre ellas había varias de Jesús, la Virgen y muchos santos. En esa época el sacerdote celebraba la Misa en latín y de espaldas al pueblo, que mientras tanto rezaba el rosario, el Vía Crucis y diversas prácticas devocionales en honor de los santos. El Concilio Vaticano II (1962-65) reformó la liturgia y estableció que el número de imágenes no debía ser excesivo y la disposición debía guardar un justo orden, que no hubiera más de una de cada santo, ayudaran a la piedad de la comunidad y no distrajeran la atención en las celebraciones", expresa el párroco.

Esto llevó a que se eliminaran la mayor parte de las que había en este templo. Varias fueron donadas a iglesias pobres del interior y sólo quedaron las más importantes. Con la restauración se les dio una mejor ubicación y mayor relieve para favorecer la devoción de los fieles. Para costear los bancos de cedro, el Párroco Viacava (1904-11) organizó una Comisión especial compuesta por las señoritas de Alfaro, Tracers, Arana, Bilbao, Verduga, Pirán, Obarrio, Malbrán, Anchorena, Pietranera, Wilken, Beláustegui, Miguens, Folco, Rolón, Sánchez, Cantilo, Lezica, Martín y Omar, Giménez y Beccar Varela. Los confesionarios, también de cedro, fueron donados por Carolina Marcó de Arana, Juana y María de Anchorena.

En el fondo del templo, a la derecha hay una magnífica imagen del Sagrado Corazón. Es una talla de madera policromada de 2,53 metros de altura, "en ella parece resucitado, con las llagas de los clavos en las manos y los pies, en el centro de su pecho, el corazón herido y encendido en llamas de amor está rodeado por la corona de espinas y coronado por la cruz"; fue donada en 1901 por Mercedes Aguirre de Anchorena y adquirida en la casa Raffl, de París, Francia. Actualmente se apoya sobre una base hecha con partes de los antiguos altares. 

En una pormenorizada descripción del interior de la Catedral, el párroco Oeyen señala que "es común que las imágenes de los santos miren al cielo, en cambio las del Sagrado Corazón y de la Virgen suelen mirar hacia abajo. En ésta los ojos están alineados de tal manera que hay un punto, cercano a la gran pilastra del templo, donde parece que estuviera mirando a los ojos al que está ante Él. Este detalle conmueve a muchos devotos. En el retablo, a ambos lados del Sagrado Corazón, hay dos ángeles, de 1,30 m. de altura, de yeso policromado, con incrustaciones de vidrios de colores. Tienen el mismo origen que la imagen central, fueron donados por la misma persona y antes estaban en el altar mayor. Una peculiaridad digna de ser señalada por ser poco común, es que uno de ellos, con las manos abiertas sobre el pecho, tiene rasgos femeninos y el otro con las manos juntas, es más masculino. Junto al retablo, a la derecha, se puede observar la magnífica escalera que lleva al coro y a la torre, hecha en pino tea y cedro. Su eje central es un tronco macizo 10,50 m. de altura; la baranda artísticamente torneada acompaña el ascenso. El retablo con las placas históricas se encuentra al fondo, a la izquierda de la entrada principal. Antes estaban en el nártex y en el frente del templo".
 
Sobre las naves laterales, el párroco expresa que "las guardas del piso con forma de hojas de vid recuerdan que Cristo es la vid verdadera y sus discípulos los sarmientos; encontramos este mismo motivo ornamental en las bóvedas de los techos, la parte superior de las paredes y el friso exterior. El Vía Crucis es una práctica piadosa que consiste en acompañar a Jesús en su pasión y muerte. Se medita su paso por ese camino que lo llevó al Calvario, deteniéndose, rezando y cantando. Probablemente esta devoción nació entre los peregrinos que visitaban Jerusalén y recordaban los lugares que recorrió el Señor. Con el tiempo, el Vía Crucis se organizó en 14 estaciones o momentos en los que hay que detenerse. En nuestra Catedral, los cuadros que las representan fueron ejecutados al óleo por Giúdici, tienen 1,10 m. de alto por 0,51 m. de ancho. Sus marcos neogóticos de nogal, de 2,07 m. de altura por 0,82 m. de ancho, fueron restaurados y son admirables. Merecen ser contemplados al realizar esta práctica piadosa. Han sido donados en 1901 por Mercedes Aguirre de Anchorena".
 
Acerca del presbiterio, el Presbítero Oeyen dice que "sus elementos principales son el altar, el ambón y la sede, que en el caso de las Catedrales se duplica: una para uso exclusivo del Obispo y otra para los sacerdotes. El altar significa a Cristo, por eso merece siempre honor y reverencia. Es a la vez el ara donde se renueva en cada Misa el sacrificio de la Cruz y la mesa festiva de la Última Cena de Jesús con sus amigos, donde Él se hace presente bajo las especies de pan y vino. El 20 de octubre de 1968 se consagró el actual, colocándose en su interior reliquias de San Isidro Labrador y de los mártires Atanasio, Máximo, Adeodato y Honesta. Las tres primeras estaban en el altar mayor original, las otras dos fueron añadidas en esa ocasión. Es de piedra tallada proveniente de la Sierra de los Padres, hecho a medida, de 1,03 m. de altura y 3,00 m. de largo por 1,20 m de ancho. El material recuerda los altares donde se ofrecían sacrificios en el Antiguo Testamento, su forma remite a la cena fraternal en la que todos rodean la mesa". 

"El ambón es el lugar donde se proclama la Palabra de Dios. Su propósito no es meramente funcional sino simbólico, ya que recuerda a los fieles que en la misa hay una doble mesa: la de la Palabra y la de la Eucaristía. Para destacar su importancia debe estar separado del altar y cercano a los fieles. El actual, de madera tallada, se colocó en 1985. La sede es el lugar donde quien preside la celebración, realiza los ritos iniciales y conclusivos. La episcopal debe destacarse; por eso está sobre una tarima y es un poco más grande que la otra. Tiene 1,60 m. de altura, mientras que la diaria mide 1,40 m., ambas son de madera tallada y lustrada, con algunos adornos dorados y asiento tapizado. Pertenecían a la sede episcopal hecha en 1957, cuando esta iglesia se transformó en Catedral", prosigue el párroco.

Señala sobre el Cristo, "suspendido sobre el altar se encuentra el Cristo Pascual, de 1,80 m. de altura y 1,66 m. de ancho en los brazos abiertos, talla en madera de cedro paraguayo, obra del escultor argentino Diego Curutchet. Fue diseñado en 1985 para ser colocado en este lugar. La imagen representa el misterio pascual de Jesús, por el que pasó de la muerte a la vida. La cruz, los clavos, las espinas, llagas y la sangre recuerdan su muerte. La posición erguida, el cuerpo vigoroso y los ojos abiertos con una mirada que se pierde en el infinito, significan su resurrección, triunfo definitivo sobre la muerte, el dolor y el pecado. La simplicidad general de la figura busca que el que la contempla se centre en el rostro y en la mirada de Jesús, que conoce y ama a cada uno de los que se acercan a Él. Su ubicación en el templo muestra que estamos ante el misterio central de nuestra fe, que se renueva en cada Eucaristía".
 
El ábside: en las paredes laterales se encuentran las imágenes de Nuestra Señora del Carmen y San Isidro Labrador -es el patrono de la diócesis, parroquia, partido y ciudad-. La imagen tallada en madera, de 2,06 m. de altura, fue hecha en 1967 en Madrid, "sigue los parámetros de la imaginería religiosa contemporánea, en la que los personajes son representados con mayor fidelidad a los datos históricos. Por eso viste un sencillo traje de campesino y lleva un atado de espigas de trigo en sus brazos; la mirada elevada a lo alto indica que era hombre de oración", sostiene el párroco en el artículo publicado en el sitio web. Dice acerca de Nuestra Señora del Carmen que "en las imágenes se la representa con el Niño en brazos y vestida con el hábito distintivo de la orden, teniendo en la mano un reducción del mismo: el escapulario, es decir, dos pequeños trozos de tela unidos entre sí por cintas. Quienes lo llevan, confían que su maternal intercesión los librará del purgatorio". 

En el centro del ábside, según el relato del párroco de la Catedral, "se encuentra una evocación hecha con partes de los antiguos altares. Habían sido construidos durante el curato de Padre Andrés Iturburu (1901-1904), en cedro revestido de nogal italiano por José Bosia en el taller de ebanistería llamada “La Artística”, de Buenos Aires. El mismo ebanista hizo también los bancos, confesonarios, marcos de las estaciones del Vía Crucis, credencias, el pie del Cirio Pascual y el púlpito. En cambio, Carlos Cascarini hizo el altar de la Inmaculada. Todos ellos fueron donados por distintos feligreses. A ambos lados de la evocación, sosteniendo los floreros, se encuentran las credencias en estilo neogótico, que originalmente estaban a los costados del altar mayor. A su pie está la piedra fundamental del templo. Es de piedra maciza con una cavidad interior, fue labrada a mano y sus ángulos están facetados. Había sido colocada solemnemente el domingo 6 de octubre de 1895. Realizando tareas de restauración de la Catedral, se la encontró el 22 de mayo de 2007, dentro de un nicho abovedado de un metro cúbico hecho con ladrillos revocados, en el centro del antiguo presbiterio, a un metro de profundidad y a los pies de la tumba de Monseñor Aguirre". 
   
La Capilla del Santísimo se agregó a la Catedral en 1965, es un lugar de silencio y oración personal ante el Señor presente en la Eucaristía. Pero también allí se hacen celebraciones para grupos reducidos, las misas diarias matutinas, algunos casamientos, bautismos. En la página oficial se afirma que "inicialmente se optó por un estilo similar al resto de la Catedral, pero sin guardar las mismas proporciones e incluyendo elementos propios de la reforma litúrgica que estaba en marcha. En los años siguientes se le hicieron diversas modificaciones. Para favorecer el clima de oración, los colores son cálidos en todo el ambiente y las puertas de cerramiento automático aíslan la Capilla de ruidos y paseantes. Los vitraux recuerdan que el centro está en la Eucaristía, que actualiza el misterio de la cruz y cuya luz se derrama sobre el mundo, representado por un círculo exterior. El Cristo Crucificado es una talla de madera de 1,63 m. de alto y 1,26 m. de ancho en los brazos. Se destaca el cuerpo del Señor con el rostro vuelto al cielo, como si estuviera diciendo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". 

El baptisterio, para el párroco Pedro Oeyen. "tiene un carácter significativo, aun cuando muchas veces por motivos prácticos las celebraciones de los bautismos no se hacen allí. Es el recuerdo permanente del primero de los sacramentos que reciben todos los cristianos. La Pila Bautismal, hecha en mármol de Carrara en estilo neogótico, y el vitraux, que representa a Juan Bautista bautizando a Jesús en el río Jordán".

Los Vitraux de la Catedral

 
Afirma el párroco Oeyen en su escrito, "los de la planta alta son de origen francés y alemán, hechos entre 1898 y 1910, salvo los dos que están junto al órgano. Los de la planta baja son nacionales con partes importadas. Observándolos atentamente vemos que fueron fabricados y colocados por grupos. Entre los franceses están el Cristo del ábside, los doce apóstoles y los de los cruceros (lado Norte), hechos por J. A. Bergés, de Toulouse y los que están en los extremos de los cruceros, por Collet y Pasquié en 1902. Entre los alemanes, los doce de la nave central que están más cerca de la puerta principal (seis de cada lado), fabricados por Mayer y Cia, de Munich. Otros, como los que están más cerca del altar en la nave central (franceses), el del Baptisterio y el rosetón principal, no están aún identificados. Se fueron colocando a medida que se obtenían los fondos necesarios y a lo largo de varios años, lo que explica que se haya acudido a diferentes talleres. En algunos está el nombre del fabricante, pero en general no figuran". 

A lo largo de cien años habían sufrido distintos deterioros. Paños enteros, al desprenderse de sus marcos y caer, se destruyeron. A otros les rompieron partes con pedradas, tiros y descuidos. En el trabajo sobre los vitraux de la Catedral, el párroco Pedro Oeyen manifiesta que "al iniciar la restauración del templo fueron examinados por especialistas. Dictaminaron que su estado era crítico. Esto obligó a desmontarlos completamente y restaurarlos parte por parte. Los marcos de hierro que los sostenían estaban en muy malas condiciones. El óxido presionaba sobre ellos y hacía que se curvaran. Al mismo tiempo, esto impedía que las ventanas se abriesen, con lo cual no se podía ventilar el templo. Las aberturas fueron totalmente lijadas con piedra esmeril, tratadas con pinturas especiales y se mejoraron los sistemas de apertura y cierre. Los vidrios de protección, que en parte faltaban, estaban rotos o deteriorados por el paso del tiempo, fueron totalmente reemplazados por otros más resistentes". 

Concluye el párroco, "la antigua masilla, endurecida, rajada y en pésimo estado, fue eliminada y reemplazada por adhesivos de última generación. Los vitraux mismos tenían el plomo en muy mal estado. Hubo que cambiarlo y volverlos a armar. Muchos estaban sucios y manchados con pintura. Todos fueron limpiados y se reemplazaron los elementos irrecuperables. Los paños caídos, en algunos casos, habían sido reemplazados por vidrios pintados, que disimulaban la ausencia del vitraux. En otros, se habían hecho reparaciones incorrectas, sin respetar el dibujo original o con materiales no horneados. Cada uno de estos problemas fue estudiado, se buscó la mejor solución y se corrigió. Sin duda, la empresa que tuvo a su cargo el trabajo, lo hizo a conciencia y hoy podemos gozar de un conjunto en óptimas condiciones".


Antes de concluir la recorrida por la Catedral de San Isidro,  desde el ábside el visitante puede contemplar el histórico órgano, de la prestigiosa marca francesa Aristides Cavaillé-Coll, fabricado en 1906 y bendecido por monseñor Terrero el 6 de enero de 1907. La historia cuenta que fue el párroco Juan Pedro Viacaya logró que un amigo adinerado, amante de la música y compositor de obras sacras, el Dr.José León Gallardo donara el órgano que fue construido a medida para el tempo sanisidrense, a un costo de 20.000 francos franceses, y anteriormente había donado un órgano de la misma marca a la Basílica de Luján. San Isidro muestra con orgullo la restauración de su Catedral, tarea realizada entre los años 1999 y 2009, en una puesta en valor edilicia que también incluyó sus imágenes, elementos litúrgicos y ornamentales. Un lugar de oración y de recogimiento espiritual para los creyentes, abierto a la comunidad para contemplar la belleza de su arquitectura y del arte sacro, en un sitio histórico que forma parte del patrimonio de la Argentina.  

Álbum de fotos del paseo disponible en: Catedral de San Isidro