En el corazón de Olivos, la plaza Vicente López y Planes es un espacio de descanso para los vecinos y paseantes

La Plaza Vicente López y Planes es el corazón de la ciudad de Olivos, cabecera del partido de Vicente López. Fue construida a partir de la donación de tierras que hiciera Hernán Wineberg entre los años 1.872 y 1.874. En un principio no comprendía la totalidad de la manzana, por lo que tiempo después, el municipio se encargó de comprar el espacio restante. Cuando Wineberg donó estos lotes, se realizó el famoso plano de las calles que rodean la plaza con los nombres de las 14 provincias que hasta ese momento tenía el país, algunos de esos nombres aún se conservan. 

En la plaza, cuya superficie es de 7.410 metros cuadrados, se erige en su centro un monumento de Vicente López y Planes, obra del escultor Claudio Sampere, fue inaugurado el 18 de enero de 1923. También, se observa el busto del doctor Rodolfo Negrette (1888-1962), uno de los primeros pobladores y médico de Olivos, quien fue una insignia de la medicina argentina y participó en la fundación del Hospital Municipal Bernardo Houssay.

Además, hay una calesita creada en la década del ´70 y un espacio de juegos infantiles en etapa de remodelación. Además, se encuentra un monumento a los caídos en la Guerra de las Islas Malvinas, que fuera inaugurado en 2005 por el intendente Enrique García, cuya inscripción reza, "en honor a los que dieron su vida por la Patria en defensa de las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, y en reconocimiento a aquellos que llevan en sus mentes y cuerpos las huellas de esos combates".  Otro monumento, luce la plaza, en homenaje a la Policía Federal Argentina.


Un retoño del Pino de San Lorenzo, extraído del pino histórico a cuya sombra San Martín redactó el parte de la victoria del combate de San Lorenzo en 1813, se levanta muy firme con una placa indicativa.  En uno de los costados de la plaza, entre rejas, un retoño de Olivo, la planta de Dios símbolo de paz, que fue traído por el embajador de Israel desde el Monte de los Olivos. Una moderna y pintoresca fuente de agua reúne a los paseantes para la observación y el descanso. Cada fin de semana, una feria artesanal congrega a los vecinos y visitantes.

Al pie de la fuente una placa recuerda a los jóvenes fallecidos en el incendio del boliche Kheyvis, el 20 de diciembre de 1993.  En otro de los rincones de la cuadra, una placa señala el lugar donde la comunidad del partido de Vicente López depositó en un cofre los testimonios aportados por las instituciones del distrito con motivo de los 150 años, con el fin de ser abierto en el bicentenario que se celebrará en 2063.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Plaza Vicente López y Planes en Olivos

En Olivos, la imponente parroquia Jesús en el Huerto de los Olivos es la principal atracción del área histórica

La Parroquia Jesús en el Huerto de los Olivos fue inaugurada el 6 de enero de 1897 con la presencia del general Bartolomé Mitre y del obispo Monseñor Espinosa, en terrenos donados por el administrador del ex Ferrocarril Buenos Aires a Rosario, Hernán Wineberg. Con el tiempo esta capilla se convirtió en la catedral del municipio y Jesús en el Huerto de los Olivos en su patrono. La piedra fundamental fue colocada por sus padrinos, el entonces Presidente de la Nación Tte. Gral. Mitre y la Sra. de Wineberg, cuyo marido donó los terrenos para su construcción, el 31 de marzo de 1895; en 1896, se iniciaron los trabajos de construcción de la parroquia. El edificio actual, de estilo neogótico, se inauguró en el año 1939, presenta imponentes vitraux en su interior y dos torres gemelas en su frente externo, que se encuentra cubierto por una hierba trepadora que cambia el color de sus hojas según la estación del año.  

En el interior de la parroquia se halla el mausoleo de Vicente López y Planes (1785-1856), escritor, abogado y político, autor del Himno Nacional Argentino, quien fuera Presidente Provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata en un interregno del convulsionado año de 1827 y gobernador de la Provincia de Buenos Aires tras la caída del gobierno de Rosas a manos de Urquiza en la batalla de Caseros en 1850. Sin embargo, sus restos mortales se ubican en el Cementerio de la Recoleta ante la negativa de su familia a trasladarlo a ese lugar. Posee su sitio web. El párroco es el Pbro. Juan Pablo Jasminoy, el Vicario Parroquial es el Pbro. Agustín Pollitzer. Como Párroco Emérito, Monseñor Jorge Garralda. 

Álbum de fotos del paseo disponible en Picasa.com: Parroquia Jesús en el Huerto de Olivos

Villa Ocampo: la casa de Victoria es un patrimonio cultural donde conviven los fantasmas, el arte y la historia de la Argentina del siglo XX

Al pie de las barrancas sanisidrenses, entre la elegante avenida Del Libertador y el renovado Tren de la Costa, en un recodo de la calle Elortondo, se erige la fastuosa Villa Ocampo, la residencia que la escritora Victoria Ocampo estableció en el partido de San Isidro convirtiéndolo en un refugio de pensadores y lugar de descanso de algunos de los personajes más destacados del siglo XX. La mansión, en un principio, fue la casa de vacaciones de la familia, y luego pasó a ser la quinta de fin de semana, pero terminó convirtiéndose en la residencia estable de Victoria hacia la década del 40. 

Durante medio siglo, hospedó a algunos de los principales forjadores del siglo XX, "prestigiosos intelectuales argentinos y extranjeros como Graham Greene, Roger Caillois, Waldo Frank, Alfonso Reyes, Albert Camus, André Malraux, Aldous Huxley, Le Corbusier, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Maurice Ravel, Walter Gropius y Jorge Luis Borges, entre otros, visitaron a Victoria en Villa Ocampo, entre charlas, discusiones y lecturas se fermentaron algunas de las ideas y proyectos más importantes de su tiempo", se informa en el sitio web del Proyecto Villa Ocampo de la UNESCO.


"En ese foro del pensamiento internacional, Victoria y su grupo lucharon por la posibilidad de un pensamiento liberal en una época en la que los países latinoamericanos tambaleaban tironeados por gobiernos militares y depresiones económicas. Invitados por Victoria, pasaron por Villa Ocampo personalidades culturales del mundo entero: Tagore, Stravinsky -quien compuso una obra para Victoria y la estrenó en su casa-, Ortega y Gasset, Roger Caillois -que vivió años en nuestro país y dirigió la importante colección La croix du Sur de Gallimard- y otros", continúa la nota que describe la casa donde habitó Victoria Ocampo. 

La ensayista Victoria Ocampo nació en Buenos Aires el 7 de abril de 1890, bautizada con el nombre de Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo.en el seno de una acomodada y tradicional familia de la sociedad porteña, su padre fue el ingeniero Manuel Ocampo y su madre Ramona de Aguirre de Ocampo. Durante su infancia y adolescencia,  las tradiciones familiares y las buenas costumbres de la época enmarcaron su educación.  Los biógrafos de la ensayista coinciden en que “recibió toda su educación de manera particular y domiciliaria, y siempre demostró ser una joven inteligente y capaz, que gustaba sobre todo de la lectura y de la escritura creativa”. Su primer viaje a Europa se dio a la edad de 6 años, lo que sería una marca en su vida. De hecho, al cumplir la mayoría de edad, Victoria inició el camino que la liberaría de la rigidez de las reglas sociales de los tiempos del primer Centenario adoptando lentamente una personalidad y una ideología feminista que marcaría toda su vida y su obra literaria.

La Mansión de Villa Ocampo


En relación a la historia de esa casa, se afirma en la publicación que "se remonta a 1891, la mansión es de estilo pintoresquista inglés, con varias influencias, entre ellas del Norte de Francia. Consta de tres plantas de unos 450 metros cuadrados cada una, más un sótano y una importante galería de unos 80 metros cuadrados. La casa está rodeada por un legendario jardín que constaba de unas 10 hectáreas a fines del siglo XIX y hoy tiene unos 10,000 metros cuadrados. La casa no sufrió grandes transformaciones edicilias desde su construcción hace más de un siglo. Sus alrededores, en cambio, están en gran medida cambiados. Algunas fotografías y testimonios de Victoria nos dan una imágen de lo que fue a principios del siglo XX". 

Una recorrida por el interior de la mansión inmediatamente nos remite al pasado, a los tiempos en que la sociedad patriarcal reunía a los apellidos más destacados en interminables tertulias, en los salones que hoy se muestran con fotos, mobiliario y otros elementos lo que fue el pasado esplendoroso de la casa de Victoria Ocampo.

Puede leerse en el sitio web oficial que  "la casa estaba rodeada por un frondoso jardín y llegaba hasta el Bajo, donde pasaba el tren. Se llegaba en break tirado por caballos o con el tren, hasta la estación del Bajo". Victoria contaba que "había cisnes en un laguito, y que había un invernadero, que probablemente estaba del lado de la barranca. Desde la verja sobre El Camino Real volvía a la casa a caballo, sobre un camino de piedra". 


Así prosigue el texto, "Victoria describía la felicidad única que representaba ir al Bajo, una vez al mes, donde pescaban bagres, y contaba que allí había vacas. Recordaba con nostalgia el sonido del tren del Bajo y “la avenida de los álamos bordeada de zanjas con agua a flor de barro”. En el jardín, cerca de la fuente, había un gran farol, similar al que se ven el las plazas públicas. Ese farol fue sacado por Victoria a principios de los años 40. La casa tenía instalación eléctrica desde su construcción, comodidad muy rara en esa época. Del interior de la casa en esos años se saben algunas pocas cosas: la ubicación de las habitaciones de Manuel Ocampo, en la planta baja, y de la Morena, en el primer piso; y el sótano, donde había una cocina inmensa, el comedor de los sirvientes y otro cuarto grande que se llamaba ‘la despensa’ donde se guardaba la fruta, la leche recién ordeñada del Bajo". 


Y sigue el escrito virtual, "Victoria decía que mis visitas a la cocina eran asiduas. Se sabe que también había un piano 
-anterior al que se conserva hoy, que fue fabricado en 1913- y que ese piano se encontraba en el primer piso. Por esos años también se construyó una cancha de tenis (innovación de su tía Mercedes), que Victoria hizo sacar cuando se mudó allí".


 


Acerca de los cambios en la casa se sostiene, "las grandes transformaciones del parque se sucedieron después de la muerte de Manuel Ocampo en 1930, cuando el terreno fue loteado. En 1947 la casa sufrió un incendio. Victoria dijo que todos los libros de la biblioteca, abajo, y las sillas y las mesas, etc, han quedado reducidos a ceniza... Todos los libros de mi padre y parte de los míos se han quemado. Mesure, Commerce, la NRF, la Revista de Occidente. Pero son los Jules Verne los que más lamento y las Enciclopedias. La marca más visible de la intervención de Victoria al instalarse en la casa en 1942 está en el interior y en la decoración. Influenciada por el modernismo, Victoria pintó el interior de blanco (era oscuro), y colocó muebles y obras de arte del siglo XX que convivieron con la arquitectura y decoración del XIX. La sala de estar, donde transcurrieron gran parte de los eventos sociales de Villa Ocampo, es tal vez el mejor ejemplo, donde el mobiliario antiguo y los dibujos de Helleu conviven con las paredes blancas y el tapiz de Léger".




Además, se detalla que "las intervenciones sobre la pintura de la casa fueron varias y siempre parciales. El color original era ocre rojizo, las pinturas de Victoria fueron cambiando progresivamente el color hacia un tono mas rosa, que luego fue cambiando a su vez por el efecto del tiempo. Desde el principio hubo siempre un contraste fuerte entre el color de las paredes exteriores y el de las molduras, en un tono mas claro". 








"Victoria Ocampo mostró un interés particular por las vanguardias europeas de principios del siglo XX, por la necesidad de promover un cambio radical en el arte, pero sin despreciar el pasado, al contrario, Victoria conservó y puso en valor las piezas del siglo XIX heredadas de su familia. Villa Ocampo es un singular ejemplo de colección donde dos siglos dialogan en sintonía y donde la posibilidad de comunicación (antes que de ruptura) entre dos modos de ver y entender el arte, logra convivir en armonía", se indica en el texto sobre Muebles y Artes difundido en el sitio web de Villa Ocampo. 

"La colección incluye un tapiz realizado por la casa Myrbor sobre un original de Pablo Picasso, comprado en París en 1929, que en un principio fue utilizado como alfombra, pero que al tiempo su dueña prefirió proteger de los fumadores descuidados colocándolo en la pared. Otras obras importantes son los dos retratos de Prilidiano Pueyrredón -el de don Manuel José de Ocampo y González, bisabuelo de Victoria y prominente político, y el de su esposa Clara Lozano-, una antigua cabeza de mujer en mármol blanco, copia de un original griego, comprada en la Exposición de París en 1913 y un óleo de Pedro Figari pintado 1925; los retratos realizados a la punta seca por Paul Helleu en 1909 (gran retratista de la belle époque y quien dejó la última imagen de Proust) y sobre una mesa, un pequeño bronce en el que el príncipe Troubetzkoy captó el encanto de la dueña de casa envuelta en una capa de chinchilla", puede leerse en la publicación electrónica. 

Finaliza el texto, "un óleo sobre tela de Pascal Dagnan-Bouveret muestra a una Victoria espléndida, enfundada en un vestido blanco y con una capa de color oscuro sobre los hombros. Tiene una rosa roja prendida al cinto y un libro en la mano derecha. La colección de fotografías comprende más de 200 piezas, incluyendo un retrato de Graham Green del fotógrafo Yousuf Karsh, otro de Pierre Drieu La Rochelle tomado por Man Ray, retratos de Igor Stravinsky, Virginia Woolf y Charles Chaplin dedicados a Victoria, daguerrotipos y una serie de fotografías estereoscópicas que describen una Buenos Aires irreconocible de principios de siglo XX".





El Jardín de Victoria


"A pesar de sentirme ciudadana del mundo estaba profundamente arraigada a mis barrancas sanisidrenses, escribió Victoria Ocampo en 1976 recordando el jardín de Villa Ocampo, sus caminatas diarias entre los senderos perfumados por las madreselvas y sus tranquilas lecturas a la sombra de los árboles. El trazado original del jardín de Villa Ocampo fue, al igual que la casa, obra de Don Manuel Ocampo. En aquel frondoso espacio verde -originalmente de 15 hectáreas y hoy de 10.500 metros cuadrados y casi la mitad en barranca-, se extienden árboles añosos, gigantescos ombúes, robles y araucarias. Enamoradas del muro, eucalyptus, magnolias, un cedrón que se utilizaba para preparar el té de su hermana Angélica, jazmines del cabo y, lo que era el orgullo de Victoria, una gardenia thumbergia de flores como fragantes margaritas que perfuman el aire, crecen majestuosas", inicia el escrito acerca del Jardín de la casona de Victoria Ocampo en el sitio web.


Más adelante se detalla que "la escalinata imperial de la casa vincula la galería posterior -de columnas apareadas y balaustres- con el jardín que se extiende detrás de la casa y que baja hacia las barrancas. En su centro una fuente circular, en eje con la escalera, "arroja agua con la displicencia de quien duerme una siesta eterna. A los costados de la casa, entre árboles, plantas rastreras y arbustos, se conserva un antiguo aljibe de hierro forjado y una estatua de mármol con la figura de una mujer". 

"Hacia el este, al borde del barranco, una glorieta octogonal de cemento armado (aunque sus columnas y barandas simulan ser troncos de árboles) se alza sobre el río. En mis barrancas de San Isidro el río era prolongación de otra cosa: del pasto, del barro; prolongación de mis ojos, de mí misma, sin más importancia que la de mis trenzas que barrían el Cuaderno San Martín a la hora del dictado, escribió en 1965 en una nota aparecida en el diario La Prensa", prosigue el artículo.

"Tras la muerte de su padre Victoria heredó Villa Ocampo y se dedicó a renovarla. Eliminó la cancha de tenis y cambió el polvo de ladrillo por grava molida grueso. Plantó especies autóctonas, privilegiando las flores blancas, los frutales, y los olores. Dos Santa Ritas en la galería posterior y en un lado de la casa, adornaban esplendorosas por entonces la casa. Y las dalias que allí crecían eran su orgullo", se detalla en el artículo.




Y finalmente, cierra el texto con una descripción sobre la barranca,"el camino de carruajes que bajaba por la barranca hoy está cortado por una calle y con los años se ha transformado en un túnel verde, con los adoquines cubiertos de hojarasca y la luz colándose entre las ramas. Victoria dejó testimonio de su amor y auténtica comunión con la naturaleza".




La muerte de Victoria y el legado de Villa Ocampo

En 1973, tras el ascenso del peronismo al poder y frente a su edad avanzada, se convenció de donar a la UNESCO (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) sus bienes, temerosa la escritora que su legado no fuera correctamente administrado por el Estado argentino. De reconocida enemistad con el peronismo desde los tiempos del surgimiento del movimiento político en los años 40, creyó que el gobierno le expropiaría sus propiedades, por lo que en la cesión a la UNESCO pensó en una organización internacional que fuera respetuosa, confiable y que reuniera a la cultura tanto en la mansión de Béccar como en la residencia de Mar del Plata, "para ser utilizada con un sentido vivo y creador, en la producción, investigación, experimentación y desarrollo de actividades culturales".

Victoria Ocampo falleció el 27 de enero en 1979 y la UNESCO se hizo cargo de Villa Ocampo. En 1997, Villa Ocampo fue declarada Monumento Histórico Nacional 
según Decreto 437 del 16 de mayo de 1997. En el año 2003, Villa Ocampo sufrió un gran incendio en sus techos, en el ala norte de la casa. Con ese incendio, se perdieron importantes objetos patrimoniales entre libros, muebles y cartas. El hecho, ocurrido por el mal estado de la vieja instalación eléctrica, llevó a la UNESCO a crear ese mismo año un ente destinado a restaurar la Villa Ocampo, que se denominó Proyecto Villa Ocampo, con la colaboración del Estado argentino, de la Municipalidad de San Isidro, de la Asociación Amigos de Villa Ocampo, de muchos donantes y patrocinantes, y de la propia UNESCO.

En 2003, se inició el proceso de renovación y restauración de la villa histórica, incluyendo la casa, el jardín y los bienes muebles. Los trabajos, financiados con una contribución del Estado a través del Ministerio de Planificación Federal de la Nación permitieron habilitar la casa progresivamente a partir de 2005. La parte principal de la renovación concluyó en 2008". La biblioteca de la casona, refuncionalizada, luce los 11.000 libros que representan el corazón del acervo cultural de Villa Ocampo.

La tarea de restauración y puesta en valor de la imponente biblioteca de la escritora Victoria Ocampo se inició en 2006 y un año después finalizó la primera etapa, en la que se procedió a la limpieza de todos los volúmenes, la revisión y corrección del inventario, además de seleccionarse los ejemplares “más valiosos y representativos de la historia cultural de la casa”. En el 2008, se trabajó en la segunda etapa de recuperación de la biblioteca con la restauración el mobiliario y la digitalización del material más valioso. Victoria Ocampo fue “una lectora apasionada y voraz”, un legado que dejó para las futuras generaciones.

La biblioteca de la escritora y traductora Victoria Ocampo exhibe “las recopilaciones de mitos con novelas policiales francesas de la Serie Noire, los Seminarios de Jacques Lacan dedicados de puño y letra por su autor, con las obras completas de W. H. Hudson, la edición original del Manifiesto del surrealismo de André Breton con una nutrida colección de sherlockiana”. Los críticos literarios coinciden en que “uno de los rasgos que definen a la escritora fue su capacidad para combinar la frecuentación de los clásicos iniciada en su infancia con una curiosidad intelectual siempre renovada”. Sin lugar a dudas, la biblioteca refleja “la educación literaria y sentimental de su propietaria” y revela “las estrechas relaciones que mantuvo con obras y autores a lo largo de su vida”.

En su rica y extensa vida literaria, Victoria Ocampo publicó novelas, relatos y ensayos, como De Francesca a Beatrice (1924), La laguna de los Nenúfares (1926), Domingos en Hyde Park (1936), Lawrence de Arabia y otros ensayos (1951), El viajero y una de sus sombras (1951), Virginia Woolf en su diario (1954), Tagore en las barrancas de San Isidro (1961), La bella y sus enamorados (1964), Juan Sebastián Bach (1969), El hombre (1964), Diálogo con Borges (1969), Diálogo con Mallea (1969). En 1935, apareció el primer tomo de sus Testimonios (el décimo y último apareció en 1977). En 1935, apareció el primer tomo de sus Testimonios (el décimo y último apareció en 1977).

La casa de Victoria Ocampo, ubicada en Elortondo 1837 (Béccar), se abrió a la comunidad para las visitas y se puso en marcha una programación cultural amplia y abarcativa dirigida a un público diverso que puede recorrer la casa de miércoles a viernes de 12:30 a 18 horas, y los fines de semana y feriados de 12:30 a 19 horas. Se realizan visitas guiadas los miércoles, jueves y viernes a las 15:00. y 16:30 horas; sábados, domingos y feriados, desde las 14:00 cada una hora aproximadamente. El espacio cultural posee un restaurante y cafetería donde se ofrecen espectáculos musicales. Villa Ocampo puede visitarse en su sitio web.

Villa Ocampo, la casa de la escritora Victoria Ocampo, integra el patrimonio cultural tangible de la Argentina. Emblemático espacio de la “memoria histórica del país" donde convergen valores correspondientes a hechos, personajes y sitios de la historia y la cultura nacional. La figura, la trayectoria y el legado de la escritora Victoria Ocampo conviven con la fastuosidad de la mansión, el bucólico jardín y la barranca con su elegante adoquinado. El arte de Victoria persiste en el tiempo, vive en la casa, en cada uno de sus ambientes, en los miles de libros y en todos los objetos que habitan la Villa Ocampo. 

Álbum de fotos del paseo disponible en: Villa Ocampo en Beccar

Tigre: el Museo de Arte alberga en su histórico edificio una importante colección de pintura argentina

A orillas del río Luján, en el bello y elegante Paseo Victorica, se erige el fastuoso e histórico edificio del Delta que perteneciera al Tigre Club y donde funciona el esplendoroso Museo de Arte Tigre, que abrió sus puertas en 2006, funciona en el histórico edificio que perteneciera al Tigre Club. Posee una importante colección de pintura argentina de los siglos XIX y XX. La colección se conformó bajo el criterio de privilegiar las obras que mostraran el paisaje y las costumbres del Tigre y su Delta, como el caso de artistas que visitaron la zona y pintaron la particular geografía del Tigre y sus costumbres, como el francés Juan León Palliere, el italiano Carlos Barberis, y artistas que vivieron en la región como Horacio Butler, Jorge Larco y Fermín Eguía. El museo incluye en su acerbo obras pictóricas de maestros de otro río (el Riachuelo), que conformaron la escuela de la Boca como Víctor Cúnsolo, Eugenio Daneri, Fortunato Lacámera, Alfredo Lázzari, Marcos Tiglio, Miguel Diomede, Benito Quinquela Martín y Miguel Carlos Victorica.

La colección también reúne obras del siglo XIX, acuarelas, óleos y litografías que son las primeras imágenes del arte rioplatense, Carlos Enrique Pellegrini, Juan León Palliere, Juan Rugendas, José Aguyari, quienes registraron escenas urbanas y rurales desde la mirada romántica. De la Generación del 80, el museo posee piezas notables de Eduardo Sívori, Angel Della Valle, Antonio Alice y Graciano Mendilaharzu. Del grupo Nexus (1905-1907), obras de Fernando Fader, Bernaldo de Quirós, Carlos Ripamonte, Pío Collivadino, Justo Lynch, quienes pintaron obras en el marco de los festejos del Primer Centenario, "veían en el paisaje la evidencia y el carácter particular de la identidad nacional". Importantes pinturas que integran el período comprendido entre la década del 20 y la actualidad, con pinturas de Norah Borges, Valentín Thibon de Libian, Lino Spilimbergo, Antonio Berni, Raúl Soldi, Juan Carlos Castagnino, Carlos Alonso, Raquel Forner.

El Museo de Arte ocupa el edificio que fue la antigua sede del Tigre Club, inaugurado en 1912, con el objetivo de fomentar la recreación social y deportiva con regatas y prácticas de tenis. Entre los años 1927 y 1933 funcionó en su interior un casino. Es todo un ejemplo de arquitectura neoclásica de finales del siglo XIX, en sus espaciosos y decorados salones luce "la nobleza de los materiales elegidos", el hierro para los portones, el mármol de Carrara para las escaleras, el roble de Eslavonia para los pisos, bronces y dorados a la hoja para los detalles ornamentales. Un noble edificio, diseñado por los arquitectos Pablo Pater y Luis Dubois en el año 1902, que en 1909 los empresarios Ernesto Tornquist, Luis García y Emilio Mitre decidieron asociarse para fundar un club de tenis, golf, regatas y juegos, posteriormente en 1927, se instalaría un casino.

El arquitecto Daniel Fernández, en el sitio oficial de museoescribe sobre la historia del edificio haciendo referencia a las características del estilo ítalo-francés, "la mansión luce a nuestra vista, cargada con innumerables adornos, símbolos y detalles. Las columnas dóricas que la sustentan, la ornamentación a cargo de arcadas y guirnaldas; la doble altura que acentúa su esbeltez y una fachada más angosta al río otorgan una interesante elegancia rematada en la cubierta exterior, por una mansarda de tejas de zinc con dos torres aguja en su frente. Estamos en plena tradición académica, faltarían todavía dos décadas para entrar en la modernidad. Y agrega que "el edificio, más el posterior agregado de la pasarela que llega al río, construida entre 1912 y 1913, conforman una unidad estética. En un sitio privilegiado se implanta de una manera impecable. Los espacios exteriores, liberados durante las obras de restauración, mejoran notablemente estos aspectos otorgando una lectura clara y limpia del vínculo que los une". Los diarios de la época cuentan que el acceso principal terrestre se encontraba abajo, por donde llegaban los autos, carruajes y los visitantes que venían en un tranvía que los acercaba al Club desde la estación de tren de Tigre.

Fue escenario de la actuación de las grandes orquestas y de importantes bailarines, con los salones y la terraza colmados en tiempos de la Bella époque argentinaHacia la década de los años 30, las elegantes salas dejaron de funcionar como casino y su actividad como club social inició una progresiva declinación hasta el cierre definitivo en 1933. Con la decadencia del Tigre Club, el edificio sufrió usos diferentes. Expropiado en 1974, pasó a formar parte del patrimonio municipalFue declarado Monumento Histórico Nacional, según el Decreto 2.187 del 4 de septiembre de 1979. Desde 1983 fue sede del Concejo Deliberante local y también funcionó el Centro Cultural de Tigre hasta 1997. A partir de 1998, bajo la intendencia de Ricardo Ubieto, se inició la labor de restauración integral del edificio, una obra que demandó 8 años de intensos trabajos alcanzándose su puesta a punto en 2006.

Las obras de restauración edilicia estuvieron a cargo de los arquitectos Hugo Maciñeiras y Héctor Rubén Otero, quienes trabajaron en diferentes etapas, desde el relevamiento de detección y análisis de las patologías, el proyecto de intervención -que incluyó la restauración y puesta en valor del edificio- y más tarde, el trabajo en la adecuación al nuevo uso y en la instalación eléctrica, contra incendios, de aire acondicionado y seguridad.

 "La planta del edificio está compuesta por dos grandes salas centrales y otras más pequeñas a cada lado. La sala del primer piso, originariamente salón de baile, tiene su techo oval abovedado y cubierto por una pintura del español Julio Prades, que representa a un grupo de seres mitológicos (ninfas) tocando distintos instrumentos. Una imponente araña de bronce y caireles de cristal corona la bóveda. En el extremo opuesto del salón, una idílica pasarela alumbrada por farolas decorativas proyecta su elegante figura hacia la vera del Río Luján", según se describe en el folleto de la institución que se entrega a los visitantes.

En el mes de febrero de 2015, el museo presenta la muestra "La explosión de la forma", arte abstracto argentino de la década del ´50. El Museo de Arte Tigre abre sus puertas al público de miércoles a viernes de 9 a 19 horas, y los fines de semana y feriados de 12 a 19 horas, con visitas guiadas. Está ubicado en Paseo Victorica 972, a orillas del Río Luján y puede visitarse en su página web

Una recorrida por el museo permite a los visitantes contemplar y observar la característica más importante que hace a la identidad del imponente edificio, su gran pasarela que la acerca al río Luján y que fuera construida después por los mismos arquitectos, entre 1912 y 1914, “con doble columnata y una terraza en la planta alta, con faroles y molduras, desde donde se contemplaba  la cercanía del río y sus múltiples paisajes, los barcos y la llegada al Club en los yates de la época”. El MAT se ubica como punto de encuentro del arte del Delta que convive con los grandes maestros de la pintura de los siglos XIX y XX en un edificio que se relaciona con el río y su entorno.

Álbum de fotos del paseo disponible en: Museo de Arte de Tigre 

Museo del Mate: una singular muestra de la historia de la costumbre más popular de los argentinos en el Tigre

El Museo del Mate, emplazado en la localidad de Tigre, es un emprendimiento privado cuyo objetivo es ser el difusor de "la historia de la costumbre más popular de los argentinos" como es el mate. Ubicado frente a la Estación Fluvial, sobre el paseo peatonal costero de la calle Lavalle 289, con el Río Tigre como postal ribereña, se presenta este curioso museo, que expone en sus salas "más de 2.000 piezas de mates, bombillas, envases, termos, documentos, libros, yerberas, piezas publicitarias y demás, dispuestas de manera que puedan ser observadas por los visitantes, con su respectiva descripción sintética". 

Para resaltar que, en una de las salas, se expone el primer termo del mundo, como también mates de porcelana de Italia, Checoslovaquia, Inglaterra, Francia, Alemania, como parte de una colección que es única en el mundo.

En el sitio Locos por el Mate.com, se publicó una entrevista al director del museo, Jorge Díaz, en la que hizo referencia a la visita de turistas del país y del extranjero, “para los extranjeros provenientes de países fuera de la región donde se consume mate, la visita al museo es impulsada por la curiosidad que tienen por esta bebida que es tan familiar para nosotros. Preguntas como, ¿Qué tipo de mate es mejor, de calabaza o de vidrio? ¿Qué tipo de yerba es mejor? ¿Sirve ponerle filtro a la bombilla? Son algunas de las que suelen surgir entre los visitantes del museo. Con el paso de los años, se fue notando que a los visitantes también les intriga la cantidad de yerba que se consume en el país, la producción y sobre todo la cultura y las costumbres que rodean al mate”.


"El recorrido se realiza siguiendo una secuencia con la conducción de guías especializados. Para el turismo extranjero se dispone de profesionales en idioma inglés, francés, portugués, italiano y alemán", según reza en su sitio web. Antes de dar inicio a la recorrida, una breve charla introductoria acerca de la historia de la yerba mate, desde sus inicios hasta la actualidad. Para completar el conocimiento de la muestra y su contenido histórico, como asimismo aspectos generales de nuestra cultura y de la yerba mate se exhibe en un pequeño auditorio un video realizado por el Instituto Nacional de la Yerba Mate, cuya duración es de 7 minutos.  


En otro sector separado del núcleo expositivo, con la representación de una matera, el museo brinda al turista degustaciones de mate. El tiempo que insume este sector es de 10 minutos. Una de las atracciones del museo es el Matebar en el que los visitantes reciben un servicio exclusivo con instrucciones acerca de cómo se prepara un mate y degustaciones de panificados criollos. "el Matebar es similar a un tenedor libre, en este caso te damos un paquete de yerba mate e ilimitados termos de agua para que tomes cuantos mates quieras con tu familia y amigos. Contás con todo el equipo para matear: termo, mate, bombilla. Y eso no es todo, el matelibre también incluye  panificados tradicionales", tal la invitación realizada al público desde su sitio en Internet

Finalmente, una tienda de mates ofrece al turista y al público en general una imponente selección de bombillas y  elementos artesanales "que hacen a la costumbre de matear", junto a publicaciones y libros, antiguas láminas criollas y dibujos -impresas hace 30 años sobre papel de alta calidad y gramaje, la colección está compuesta por 15 motivos diferentes-, llamadores, regalos regionales, etc. 

El origen del museo se remonta al año 1978, en la ciudad de Paraná, siendo una idea original del investigador y costumbrista Francisco Scutella, quien a lo largo de los años construyó la impresionante colección de piezas que se exhiben en el museo, desde los mates primitivos empleados por las comunidades de pueblos originarios y los usados en tiempos del Virreinato del Río de la Plata hasta las más modernas piezas fabricadas en la actualidad. Tras unos 30 años de estar al frente del proyecto, le vendió el negocio al actual director, Jorge Díaz, quien en el año 2009 se trasladó a la provincia de Buenos Aires y decidió la instalación del museo en la zona turística de Tigre.

Los visitantes encontrarán que el "museo cuenta con diferentes opciones para grupos, combinables con otros paseos y gastronomía; también, tiene programas para presentaciones en establecimientos educativos, instituciones, congresos, encuentros y un programa dirigido a actividades recreativas y de responsabilidad social para empresas", como se difunde en su espacio web. Está abierto a la comunidad de miércoles a domingos y feriados en el horario de 11 a 18 (en primavera y verano se cierra una hora más tarde). 

Álbum de fotos del paseo disponible en: Museo Del Mate enTigre

Tigre: esbeltas palmeras engalan el bello Paseo Avenida Del Libertador General San Martín


Es otro de los bellos paseos de Tigre, ubicado en el boulevard de la coqueta Avenida Del Libertador General San Martin, tras el cruce del mítico puente Sacriste y por espacio de 400 metros, con una espectacular hilera de viejas palmeras -producto de semillas traídas por el mismísimo Domingo Faustino Sarmiento-, bellos jardines y una senda para las caminatas a ambos lados del paseo, con fuentes de agua y una red de farolas de luz de estilo que le dan todo un brillo al boulevard, que luce varias placas conmemorativas. 

Álbum de fotos del paseo disponible en: Paseo Libertador General San Martín en Tigre

Paseo Vidal Molina: es la puerta de entrada al turismo, el arte y la historia del Tigre

Este paseo costero público, el Vidal Molina, ofrece la posibilidad de disfrutar de una caminata junto al río, observar la práctica de deportes como remo y canotaje y tomar un trago o una comida en uno de los tantos restaurantes y confiterías que allí se ubican. Se inicia tras el cruce del Puente Sacriste y bordea el Río Tigre y la transitada calle Lavalle, asiento de varios clubes de remo, importantes restaurantes y el Museo del Mate. 

Posee una amplia senda peatonal, ideal para la caminata y el paseo en bicicleta, amplios espacios de juegos para niños, bellas fuentes de agua y pérgolas con flores que le dan al paseo un color especial ante el paso de las diferentes embarcaciones, en el marco de una frondosa arboleda. Al final de calle Lavalle, en la confluencia de los ríos Tigre y Luján, se halla el Monumento al Remero, que es el inicio del Paseo Victorica. 

Álbum de fotos del paseo disponible en: Paseo Vidal Molina en Tigre