Al pie de las barrancas sanisidrenses, entre la
elegante avenida Del Libertador y el renovado Tren de la Costa, en un recodo de
la calle Elortondo, se erige la fastuosa Villa Ocampo, la residencia que la
escritora Victoria Ocampo estableció en el partido de San Isidro convirtiéndolo en un refugio de pensadores y
lugar de descanso de algunos de los personajes más destacados del siglo
XX. La mansión, en un principio, fue la casa de vacaciones de la
familia, y luego pasó a ser la quinta de fin de semana, pero terminó
convirtiéndose en la residencia estable de Victoria hacia la década del
40.
Durante medio siglo, hospedó a algunos de los principales forjadores del siglo XX, "prestigiosos intelectuales argentinos y extranjeros como Graham Greene, Roger Caillois, Waldo Frank, Alfonso Reyes, Albert Camus, André Malraux, Aldous Huxley, Le Corbusier, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Maurice Ravel, Walter Gropius y Jorge Luis Borges, entre otros, visitaron a Victoria en Villa Ocampo, entre charlas, discusiones y lecturas se fermentaron algunas de las ideas y proyectos más importantes de su tiempo", se informa en el sitio web del Proyecto Villa Ocampo de la UNESCO.
"En ese foro del pensamiento internacional, Victoria y su grupo lucharon por la posibilidad de un pensamiento liberal en una época en la que los países latinoamericanos tambaleaban tironeados por gobiernos militares y depresiones económicas. Invitados por Victoria, pasaron por Villa Ocampo personalidades culturales del mundo entero: Tagore, Stravinsky -quien compuso una obra para Victoria y la estrenó en su casa-, Ortega y Gasset, Roger Caillois -que vivió años en nuestro país y dirigió la importante colección La croix du Sur de Gallimard- y otros", continúa la nota que describe la casa donde habitó Victoria Ocampo.
La ensayista Victoria Ocampo nació en Buenos Aires el 7 de abril de 1890, bautizada con el nombre de Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo.en el seno de una acomodada y tradicional familia de la sociedad porteña, su padre fue el ingeniero Manuel Ocampo y su madre Ramona de Aguirre de Ocampo. Durante su infancia y adolescencia, las tradiciones familiares y las buenas costumbres de la época enmarcaron su educación. Los biógrafos de la ensayista coinciden en que “recibió toda su educación de manera particular y domiciliaria, y siempre demostró ser una joven inteligente y capaz, que gustaba sobre todo de la lectura y de la escritura creativa”. Su primer viaje a Europa se dio a la edad de 6 años, lo que sería una marca en su vida. De hecho, al cumplir la mayoría de edad, Victoria inició el camino que la liberaría de la rigidez de las reglas sociales de los tiempos del primer Centenario adoptando lentamente una personalidad y una ideología feminista que marcaría toda su vida y su obra literaria.
La Mansión de Villa Ocampo
En relación a la historia de esa casa, se afirma en la publicación que "se remonta a 1891, la mansión es de estilo pintoresquista inglés, con varias influencias, entre ellas del Norte de Francia. Consta de tres plantas de unos 450 metros cuadrados cada una, más un sótano y una importante galería de unos 80 metros cuadrados. La casa está rodeada por un legendario jardín que constaba de unas 10 hectáreas a fines del siglo XIX y hoy tiene unos 10,000 metros cuadrados. La casa no sufrió grandes transformaciones edicilias desde su construcción hace más de un siglo. Sus alrededores, en cambio, están en gran medida cambiados. Algunas fotografías y testimonios de Victoria nos dan una imágen de lo que fue a principios del siglo XX".
Una recorrida por el interior de la mansión inmediatamente nos remite al pasado, a los tiempos en que la sociedad patriarcal reunía a los apellidos más destacados en interminables tertulias, en los salones que hoy se muestran con fotos, mobiliario y otros elementos lo que fue el pasado esplendoroso de la casa de Victoria Ocampo.
Puede leerse en el sitio web oficial que "la casa estaba rodeada por un frondoso jardín y llegaba hasta el Bajo, donde pasaba el tren. Se llegaba en break tirado por caballos o con el tren, hasta la estación del Bajo". Victoria contaba que "había cisnes en un laguito, y que había un invernadero, que probablemente estaba del lado de la barranca. Desde la verja sobre El Camino Real volvía a la casa a caballo, sobre un camino de piedra".
Así prosigue el texto, "Victoria describía la felicidad única que representaba ir al Bajo, una vez al mes, donde pescaban bagres, y contaba que allí había vacas. Recordaba con nostalgia el sonido del tren del Bajo y “la avenida de los álamos bordeada de zanjas con agua a flor de barro”. En el jardín, cerca de la fuente, había un gran farol, similar al que se ven el las plazas públicas. Ese farol fue sacado por Victoria a principios de los años 40. La casa tenía instalación eléctrica desde su construcción, comodidad muy rara en esa época. Del interior de la casa en esos años se saben algunas pocas cosas: la ubicación de las habitaciones de Manuel Ocampo, en la planta baja, y de la Morena, en el primer piso; y el sótano, donde había una cocina inmensa, el comedor de los sirvientes y otro cuarto grande que se llamaba ‘la despensa’ donde se guardaba la fruta, la leche recién ordeñada del Bajo".
Y sigue el escrito virtual, "Victoria decía que mis visitas a la cocina eran asiduas. Se sabe que también había un piano
-anterior al que se conserva hoy, que fue fabricado en 1913- y que ese piano se encontraba en el primer piso. Por esos años también se construyó una cancha de tenis (innovación de su tía Mercedes), que Victoria hizo sacar cuando se mudó allí".
Acerca de los cambios en la casa se sostiene, "las grandes transformaciones del parque se sucedieron después de la muerte de Manuel Ocampo en 1930, cuando el terreno fue loteado. En 1947 la casa sufrió un incendio. Victoria dijo que todos los libros de la biblioteca, abajo, y las sillas y las mesas, etc, han quedado reducidos a ceniza... Todos los libros de mi padre y parte de los míos se han quemado. Mesure, Commerce, la NRF, la Revista de Occidente. Pero son los Jules Verne los que más lamento y las Enciclopedias. La marca más visible de la intervención de Victoria al instalarse en la casa en 1942 está en el interior y en la decoración. Influenciada por el modernismo, Victoria pintó el interior de blanco (era oscuro), y colocó muebles y obras de arte del siglo XX que convivieron con la arquitectura y decoración del XIX. La sala de estar, donde transcurrieron gran parte de los eventos sociales de Villa Ocampo, es tal vez el mejor ejemplo, donde el mobiliario antiguo y los dibujos de Helleu conviven con las paredes blancas y el tapiz de Léger".
Además, se detalla que "las intervenciones sobre la pintura de la casa fueron varias y siempre parciales. El color original era ocre rojizo, las pinturas de Victoria fueron cambiando progresivamente el color hacia un tono mas rosa, que luego fue cambiando a su vez por el efecto del tiempo. Desde el principio hubo siempre un contraste fuerte entre el color de las paredes exteriores y el de las molduras, en un tono mas claro".
"Victoria Ocampo mostró un interés particular por las vanguardias europeas de principios del siglo XX, por la necesidad de promover un cambio radical en el arte, pero sin despreciar el pasado, al contrario, Victoria conservó y puso en valor las piezas del siglo XIX heredadas de su familia. Villa Ocampo es un singular ejemplo de colección donde dos siglos dialogan en sintonía y donde la posibilidad de comunicación (antes que de ruptura) entre dos modos de ver y entender el arte, logra convivir en armonía", se indica en el texto sobre Muebles y Artes difundido en el sitio web de Villa Ocampo.
"La colección incluye un tapiz realizado por la casa Myrbor sobre un original de Pablo Picasso, comprado en París en 1929, que en un principio fue utilizado como alfombra, pero que al tiempo su dueña prefirió proteger de los fumadores descuidados colocándolo en la pared. Otras obras importantes son los dos retratos de Prilidiano Pueyrredón -el de don Manuel José de Ocampo y González, bisabuelo de Victoria y prominente político, y el de su esposa Clara Lozano-, una antigua cabeza de mujer en mármol blanco, copia de un original griego, comprada en la Exposición de París en 1913 y un óleo de Pedro Figari pintado 1925; los retratos realizados a la punta seca por Paul Helleu en 1909 (gran retratista de la belle époque y quien dejó la última imagen de Proust) y sobre una mesa, un pequeño bronce en el que el príncipe Troubetzkoy captó el encanto de la dueña de casa envuelta en una capa de chinchilla", puede leerse en la publicación electrónica.
Finaliza el texto, "un óleo sobre tela de Pascal Dagnan-Bouveret muestra a una Victoria espléndida, enfundada en un vestido blanco y con una capa de color oscuro sobre los hombros. Tiene una rosa roja prendida al cinto y un libro en la mano derecha. La colección de fotografías comprende más de 200 piezas, incluyendo un retrato de Graham Green del fotógrafo Yousuf Karsh, otro de Pierre Drieu La Rochelle tomado por Man Ray, retratos de Igor Stravinsky, Virginia Woolf y Charles Chaplin dedicados a Victoria, daguerrotipos y una serie de fotografías estereoscópicas que describen una Buenos Aires irreconocible de principios de siglo XX".
El Jardín de Victoria
"A pesar de sentirme ciudadana del mundo estaba profundamente arraigada a mis barrancas sanisidrenses, escribió Victoria Ocampo en 1976 recordando el jardín de Villa Ocampo, sus caminatas diarias entre los senderos perfumados por las madreselvas y sus tranquilas lecturas a la sombra de los árboles. El trazado original del jardín de Villa Ocampo fue, al igual que la casa, obra de Don Manuel Ocampo. En aquel frondoso espacio verde -originalmente de 15 hectáreas y hoy de 10.500 metros cuadrados y casi la mitad en barranca-, se extienden árboles añosos, gigantescos ombúes, robles y araucarias. Enamoradas del muro, eucalyptus, magnolias, un cedrón que se utilizaba para preparar el té de su hermana Angélica, jazmines del cabo y, lo que era el orgullo de Victoria, una gardenia thumbergia de flores como fragantes margaritas que perfuman el aire, crecen majestuosas", inicia el escrito acerca del Jardín de la casona de Victoria Ocampo en el sitio web.
Más adelante se detalla que "la escalinata imperial de la casa vincula la galería posterior -de columnas apareadas y balaustres- con el jardín que se extiende detrás de la casa y que baja hacia las barrancas. En su centro una fuente circular, en eje con la escalera, "arroja agua con la displicencia de quien duerme una siesta eterna. A los costados de la casa, entre árboles, plantas rastreras y arbustos, se conserva un antiguo aljibe de hierro forjado y una estatua de mármol con la figura de una mujer".
"Hacia el este, al borde del barranco, una glorieta octogonal de cemento armado (aunque sus columnas y barandas simulan ser troncos de árboles) se alza sobre el río. En mis barrancas de San Isidro el río era prolongación de otra cosa: del pasto, del barro; prolongación de mis ojos, de mí misma, sin más importancia que la de mis trenzas que barrían el Cuaderno San Martín a la hora del dictado, escribió en 1965 en una nota aparecida en el diario La Prensa", prosigue el artículo.
"Tras la muerte de su padre Victoria heredó Villa Ocampo y se dedicó a renovarla. Eliminó la cancha de tenis y cambió el polvo de ladrillo por grava molida grueso. Plantó especies autóctonas, privilegiando las flores blancas, los frutales, y los olores. Dos Santa Ritas en la galería posterior y en un lado de la casa, adornaban esplendorosas por entonces la casa. Y las dalias que allí crecían eran su orgullo", se detalla en el artículo.
Y finalmente, cierra el texto con una descripción sobre la barranca,"el camino de carruajes que bajaba por la barranca hoy está cortado por una calle y con los años se ha transformado en un túnel verde, con los adoquines cubiertos de hojarasca y la luz colándose entre las ramas. Victoria dejó testimonio de su amor y auténtica comunión con la naturaleza".
Villa Ocampo, la casa
de la escritora Victoria Ocampo, integra el patrimonio cultural tangible de la
Argentina. Emblemático espacio de la “memoria histórica del país" donde
convergen valores correspondientes a hechos, personajes y sitios de la historia
y la cultura nacional. La figura, la trayectoria y el legado de la escritora Victoria
Ocampo conviven con la fastuosidad de la mansión, el bucólico jardín y la
barranca con su elegante adoquinado. El arte de Victoria persiste en el tiempo,
vive en la casa, en cada uno de sus ambientes, en los miles de libros y en
todos los objetos que habitan la Villa Ocampo.
Álbum de fotos del paseo disponible en: Villa Ocampo en Beccar
Durante medio siglo, hospedó a algunos de los principales forjadores del siglo XX, "prestigiosos intelectuales argentinos y extranjeros como Graham Greene, Roger Caillois, Waldo Frank, Alfonso Reyes, Albert Camus, André Malraux, Aldous Huxley, Le Corbusier, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Maurice Ravel, Walter Gropius y Jorge Luis Borges, entre otros, visitaron a Victoria en Villa Ocampo, entre charlas, discusiones y lecturas se fermentaron algunas de las ideas y proyectos más importantes de su tiempo", se informa en el sitio web del Proyecto Villa Ocampo de la UNESCO.
"En ese foro del pensamiento internacional, Victoria y su grupo lucharon por la posibilidad de un pensamiento liberal en una época en la que los países latinoamericanos tambaleaban tironeados por gobiernos militares y depresiones económicas. Invitados por Victoria, pasaron por Villa Ocampo personalidades culturales del mundo entero: Tagore, Stravinsky -quien compuso una obra para Victoria y la estrenó en su casa-, Ortega y Gasset, Roger Caillois -que vivió años en nuestro país y dirigió la importante colección La croix du Sur de Gallimard- y otros", continúa la nota que describe la casa donde habitó Victoria Ocampo.
La ensayista Victoria Ocampo nació en Buenos Aires el 7 de abril de 1890, bautizada con el nombre de Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo.en el seno de una acomodada y tradicional familia de la sociedad porteña, su padre fue el ingeniero Manuel Ocampo y su madre Ramona de Aguirre de Ocampo. Durante su infancia y adolescencia, las tradiciones familiares y las buenas costumbres de la época enmarcaron su educación. Los biógrafos de la ensayista coinciden en que “recibió toda su educación de manera particular y domiciliaria, y siempre demostró ser una joven inteligente y capaz, que gustaba sobre todo de la lectura y de la escritura creativa”. Su primer viaje a Europa se dio a la edad de 6 años, lo que sería una marca en su vida. De hecho, al cumplir la mayoría de edad, Victoria inició el camino que la liberaría de la rigidez de las reglas sociales de los tiempos del primer Centenario adoptando lentamente una personalidad y una ideología feminista que marcaría toda su vida y su obra literaria.
La Mansión de Villa Ocampo
En relación a la historia de esa casa, se afirma en la publicación que "se remonta a 1891, la mansión es de estilo pintoresquista inglés, con varias influencias, entre ellas del Norte de Francia. Consta de tres plantas de unos 450 metros cuadrados cada una, más un sótano y una importante galería de unos 80 metros cuadrados. La casa está rodeada por un legendario jardín que constaba de unas 10 hectáreas a fines del siglo XIX y hoy tiene unos 10,000 metros cuadrados. La casa no sufrió grandes transformaciones edicilias desde su construcción hace más de un siglo. Sus alrededores, en cambio, están en gran medida cambiados. Algunas fotografías y testimonios de Victoria nos dan una imágen de lo que fue a principios del siglo XX".
Una recorrida por el interior de la mansión inmediatamente nos remite al pasado, a los tiempos en que la sociedad patriarcal reunía a los apellidos más destacados en interminables tertulias, en los salones que hoy se muestran con fotos, mobiliario y otros elementos lo que fue el pasado esplendoroso de la casa de Victoria Ocampo.
Puede leerse en el sitio web oficial que "la casa estaba rodeada por un frondoso jardín y llegaba hasta el Bajo, donde pasaba el tren. Se llegaba en break tirado por caballos o con el tren, hasta la estación del Bajo". Victoria contaba que "había cisnes en un laguito, y que había un invernadero, que probablemente estaba del lado de la barranca. Desde la verja sobre El Camino Real volvía a la casa a caballo, sobre un camino de piedra".
Así prosigue el texto, "Victoria describía la felicidad única que representaba ir al Bajo, una vez al mes, donde pescaban bagres, y contaba que allí había vacas. Recordaba con nostalgia el sonido del tren del Bajo y “la avenida de los álamos bordeada de zanjas con agua a flor de barro”. En el jardín, cerca de la fuente, había un gran farol, similar al que se ven el las plazas públicas. Ese farol fue sacado por Victoria a principios de los años 40. La casa tenía instalación eléctrica desde su construcción, comodidad muy rara en esa época. Del interior de la casa en esos años se saben algunas pocas cosas: la ubicación de las habitaciones de Manuel Ocampo, en la planta baja, y de la Morena, en el primer piso; y el sótano, donde había una cocina inmensa, el comedor de los sirvientes y otro cuarto grande que se llamaba ‘la despensa’ donde se guardaba la fruta, la leche recién ordeñada del Bajo".
Y sigue el escrito virtual, "Victoria decía que mis visitas a la cocina eran asiduas. Se sabe que también había un piano
-anterior al que se conserva hoy, que fue fabricado en 1913- y que ese piano se encontraba en el primer piso. Por esos años también se construyó una cancha de tenis (innovación de su tía Mercedes), que Victoria hizo sacar cuando se mudó allí".
Acerca de los cambios en la casa se sostiene, "las grandes transformaciones del parque se sucedieron después de la muerte de Manuel Ocampo en 1930, cuando el terreno fue loteado. En 1947 la casa sufrió un incendio. Victoria dijo que todos los libros de la biblioteca, abajo, y las sillas y las mesas, etc, han quedado reducidos a ceniza... Todos los libros de mi padre y parte de los míos se han quemado. Mesure, Commerce, la NRF, la Revista de Occidente. Pero son los Jules Verne los que más lamento y las Enciclopedias. La marca más visible de la intervención de Victoria al instalarse en la casa en 1942 está en el interior y en la decoración. Influenciada por el modernismo, Victoria pintó el interior de blanco (era oscuro), y colocó muebles y obras de arte del siglo XX que convivieron con la arquitectura y decoración del XIX. La sala de estar, donde transcurrieron gran parte de los eventos sociales de Villa Ocampo, es tal vez el mejor ejemplo, donde el mobiliario antiguo y los dibujos de Helleu conviven con las paredes blancas y el tapiz de Léger".
Además, se detalla que "las intervenciones sobre la pintura de la casa fueron varias y siempre parciales. El color original era ocre rojizo, las pinturas de Victoria fueron cambiando progresivamente el color hacia un tono mas rosa, que luego fue cambiando a su vez por el efecto del tiempo. Desde el principio hubo siempre un contraste fuerte entre el color de las paredes exteriores y el de las molduras, en un tono mas claro".
"Victoria Ocampo mostró un interés particular por las vanguardias europeas de principios del siglo XX, por la necesidad de promover un cambio radical en el arte, pero sin despreciar el pasado, al contrario, Victoria conservó y puso en valor las piezas del siglo XIX heredadas de su familia. Villa Ocampo es un singular ejemplo de colección donde dos siglos dialogan en sintonía y donde la posibilidad de comunicación (antes que de ruptura) entre dos modos de ver y entender el arte, logra convivir en armonía", se indica en el texto sobre Muebles y Artes difundido en el sitio web de Villa Ocampo.
"La colección incluye un tapiz realizado por la casa Myrbor sobre un original de Pablo Picasso, comprado en París en 1929, que en un principio fue utilizado como alfombra, pero que al tiempo su dueña prefirió proteger de los fumadores descuidados colocándolo en la pared. Otras obras importantes son los dos retratos de Prilidiano Pueyrredón -el de don Manuel José de Ocampo y González, bisabuelo de Victoria y prominente político, y el de su esposa Clara Lozano-, una antigua cabeza de mujer en mármol blanco, copia de un original griego, comprada en la Exposición de París en 1913 y un óleo de Pedro Figari pintado 1925; los retratos realizados a la punta seca por Paul Helleu en 1909 (gran retratista de la belle époque y quien dejó la última imagen de Proust) y sobre una mesa, un pequeño bronce en el que el príncipe Troubetzkoy captó el encanto de la dueña de casa envuelta en una capa de chinchilla", puede leerse en la publicación electrónica.
Finaliza el texto, "un óleo sobre tela de Pascal Dagnan-Bouveret muestra a una Victoria espléndida, enfundada en un vestido blanco y con una capa de color oscuro sobre los hombros. Tiene una rosa roja prendida al cinto y un libro en la mano derecha. La colección de fotografías comprende más de 200 piezas, incluyendo un retrato de Graham Green del fotógrafo Yousuf Karsh, otro de Pierre Drieu La Rochelle tomado por Man Ray, retratos de Igor Stravinsky, Virginia Woolf y Charles Chaplin dedicados a Victoria, daguerrotipos y una serie de fotografías estereoscópicas que describen una Buenos Aires irreconocible de principios de siglo XX".
El Jardín de Victoria
"A pesar de sentirme ciudadana del mundo estaba profundamente arraigada a mis barrancas sanisidrenses, escribió Victoria Ocampo en 1976 recordando el jardín de Villa Ocampo, sus caminatas diarias entre los senderos perfumados por las madreselvas y sus tranquilas lecturas a la sombra de los árboles. El trazado original del jardín de Villa Ocampo fue, al igual que la casa, obra de Don Manuel Ocampo. En aquel frondoso espacio verde -originalmente de 15 hectáreas y hoy de 10.500 metros cuadrados y casi la mitad en barranca-, se extienden árboles añosos, gigantescos ombúes, robles y araucarias. Enamoradas del muro, eucalyptus, magnolias, un cedrón que se utilizaba para preparar el té de su hermana Angélica, jazmines del cabo y, lo que era el orgullo de Victoria, una gardenia thumbergia de flores como fragantes margaritas que perfuman el aire, crecen majestuosas", inicia el escrito acerca del Jardín de la casona de Victoria Ocampo en el sitio web.
Más adelante se detalla que "la escalinata imperial de la casa vincula la galería posterior -de columnas apareadas y balaustres- con el jardín que se extiende detrás de la casa y que baja hacia las barrancas. En su centro una fuente circular, en eje con la escalera, "arroja agua con la displicencia de quien duerme una siesta eterna. A los costados de la casa, entre árboles, plantas rastreras y arbustos, se conserva un antiguo aljibe de hierro forjado y una estatua de mármol con la figura de una mujer".
"Hacia el este, al borde del barranco, una glorieta octogonal de cemento armado (aunque sus columnas y barandas simulan ser troncos de árboles) se alza sobre el río. En mis barrancas de San Isidro el río era prolongación de otra cosa: del pasto, del barro; prolongación de mis ojos, de mí misma, sin más importancia que la de mis trenzas que barrían el Cuaderno San Martín a la hora del dictado, escribió en 1965 en una nota aparecida en el diario La Prensa", prosigue el artículo.
"Tras la muerte de su padre Victoria heredó Villa Ocampo y se dedicó a renovarla. Eliminó la cancha de tenis y cambió el polvo de ladrillo por grava molida grueso. Plantó especies autóctonas, privilegiando las flores blancas, los frutales, y los olores. Dos Santa Ritas en la galería posterior y en un lado de la casa, adornaban esplendorosas por entonces la casa. Y las dalias que allí crecían eran su orgullo", se detalla en el artículo.
Y finalmente, cierra el texto con una descripción sobre la barranca,"el camino de carruajes que bajaba por la barranca hoy está cortado por una calle y con los años se ha transformado en un túnel verde, con los adoquines cubiertos de hojarasca y la luz colándose entre las ramas. Victoria dejó testimonio de su amor y auténtica comunión con la naturaleza".
La
muerte de Victoria y el legado de Villa Ocampo
En 1973, tras el ascenso del peronismo al poder y frente a su edad avanzada, se convenció de donar a la UNESCO (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) sus bienes, temerosa la escritora que su legado no fuera correctamente administrado por el Estado argentino. De reconocida enemistad con el peronismo desde los tiempos del surgimiento del movimiento político en los años 40, creyó que el gobierno le expropiaría sus propiedades, por lo que en la cesión a la UNESCO pensó en una organización internacional que fuera respetuosa, confiable y que reuniera a la cultura tanto en la mansión de Béccar como en la residencia de Mar del Plata, "para ser utilizada con un sentido vivo y creador, en la producción, investigación, experimentación y desarrollo de actividades culturales".
Victoria Ocampo falleció el 27 de enero en 1979 y la UNESCO se hizo cargo de Villa Ocampo. En 1997, Villa Ocampo fue declarada Monumento Histórico Nacional según Decreto 437 del 16 de mayo de 1997. En el año 2003, Villa Ocampo sufrió un gran incendio en sus techos, en el ala norte de la casa. Con ese incendio, se perdieron importantes objetos patrimoniales entre libros, muebles y cartas. El hecho, ocurrido por el mal estado de la vieja instalación eléctrica, llevó a la UNESCO a crear ese mismo año un ente destinado a restaurar la Villa Ocampo, que se denominó Proyecto Villa Ocampo, con la colaboración del Estado argentino, de la Municipalidad de San Isidro, de la Asociación Amigos de Villa Ocampo, de muchos donantes y patrocinantes, y de la propia UNESCO.
Victoria Ocampo falleció el 27 de enero en 1979 y la UNESCO se hizo cargo de Villa Ocampo. En 1997, Villa Ocampo fue declarada Monumento Histórico Nacional según Decreto 437 del 16 de mayo de 1997. En el año 2003, Villa Ocampo sufrió un gran incendio en sus techos, en el ala norte de la casa. Con ese incendio, se perdieron importantes objetos patrimoniales entre libros, muebles y cartas. El hecho, ocurrido por el mal estado de la vieja instalación eléctrica, llevó a la UNESCO a crear ese mismo año un ente destinado a restaurar la Villa Ocampo, que se denominó Proyecto Villa Ocampo, con la colaboración del Estado argentino, de la Municipalidad de San Isidro, de la Asociación Amigos de Villa Ocampo, de muchos donantes y patrocinantes, y de la propia UNESCO.
En 2003, se inició el
proceso de renovación y restauración de la villa histórica, incluyendo la casa,
el jardín y los bienes muebles. Los trabajos, financiados con una contribución
del Estado a través del Ministerio de Planificación Federal de la Nación
permitieron habilitar la casa progresivamente a partir de 2005. La parte
principal de la renovación concluyó en 2008". La biblioteca de la casona,
refuncionalizada, luce los 11.000 libros que representan el corazón del acervo
cultural de Villa Ocampo.
La tarea de restauración
y puesta en valor de la imponente biblioteca de la escritora Victoria Ocampo se
inició en 2006 y un año después finalizó la primera etapa, en la que se procedió
a la limpieza de todos los volúmenes, la revisión y corrección del inventario, además
de seleccionarse los ejemplares “más valiosos y representativos de la historia
cultural de la casa”. En el 2008, se trabajó en la segunda etapa de recuperación
de la biblioteca con la restauración el mobiliario y la digitalización del
material más valioso. Victoria Ocampo fue “una lectora apasionada y voraz”, un
legado que dejó para las futuras generaciones.
La biblioteca de la escritora
y traductora Victoria Ocampo exhibe “las recopilaciones de mitos con novelas
policiales francesas de la Serie Noire, los Seminarios de Jacques Lacan
dedicados de puño y letra por su autor, con las obras completas de W. H.
Hudson, la edición original del Manifiesto del surrealismo de André Breton con
una nutrida colección de sherlockiana”. Los críticos literarios coinciden en
que “uno de los rasgos que definen a la escritora fue su capacidad para
combinar la frecuentación de los clásicos iniciada en su infancia con una
curiosidad intelectual siempre renovada”. Sin lugar a dudas, la biblioteca refleja
“la educación literaria y sentimental de su propietaria” y revela “las
estrechas relaciones que mantuvo con obras y autores a lo largo de su vida”.
En su rica y extensa
vida literaria, Victoria Ocampo publicó novelas, relatos y ensayos, como De
Francesca a Beatrice (1924), La laguna de los Nenúfares (1926), Domingos en
Hyde Park (1936), Lawrence de Arabia y otros ensayos (1951), El viajero y una
de sus sombras (1951), Virginia Woolf en su diario (1954), Tagore en las
barrancas de San Isidro (1961), La bella y sus enamorados (1964), Juan
Sebastián Bach (1969), El hombre (1964), Diálogo con Borges (1969), Diálogo con
Mallea (1969). En 1935, apareció el primer tomo de sus Testimonios (el décimo y
último apareció en 1977). En 1935, apareció el primer tomo de sus Testimonios
(el décimo y último apareció en 1977).
La casa de Victoria
Ocampo, ubicada en Elortondo 1837 (Béccar), se abrió a la comunidad para las
visitas y se puso en marcha una programación cultural amplia y abarcativa
dirigida a un público diverso que puede recorrer la casa de miércoles a viernes
de 12:30 a 18 horas, y los fines de semana y feriados de 12:30 a 19 horas. Se
realizan visitas guiadas los miércoles, jueves y viernes a las 15:00. y 16:30
horas; sábados, domingos y feriados, desde las 14:00 cada una hora
aproximadamente. El espacio cultural posee un restaurante y cafetería donde se
ofrecen espectáculos musicales. Villa Ocampo puede visitarse en su sitio web.
Álbum de fotos del paseo disponible en: Villa Ocampo en Beccar
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