A orillas del río Luján, en el bello y elegante
Paseo Victorica, se erige el fastuoso e histórico edificio del Delta que
perteneciera al Tigre Club y donde funciona el esplendoroso Museo de Arte Tigre, que abrió sus
puertas en 2006, funciona en el histórico edificio que perteneciera al
Tigre Club. Posee una importante colección de pintura argentina de los
siglos XIX y XX. La colección se conformó bajo el criterio de
privilegiar las obras que mostraran el paisaje y las costumbres del
Tigre y su Delta, como el caso de artistas que visitaron la zona y
pintaron la particular geografía del Tigre y sus costumbres, como el
francés Juan León Palliere, el italiano Carlos Barberis, y artistas que
vivieron en la región como Horacio Butler, Jorge Larco y Fermín Eguía.
El museo incluye en su acerbo obras pictóricas de maestros de otro río
(el Riachuelo), que conformaron la escuela de la Boca como Víctor
Cúnsolo, Eugenio Daneri, Fortunato Lacámera, Alfredo Lázzari, Marcos
Tiglio, Miguel Diomede, Benito Quinquela Martín y Miguel Carlos
Victorica.
La colección también reúne obras del siglo XIX,
acuarelas, óleos y litografías que son las primeras imágenes del arte
rioplatense, Carlos Enrique Pellegrini, Juan León Palliere, Juan
Rugendas, José Aguyari, quienes registraron escenas urbanas y rurales
desde la mirada romántica. De la Generación del 80, el museo posee
piezas notables de Eduardo Sívori, Angel Della Valle, Antonio Alice y
Graciano Mendilaharzu. Del grupo Nexus (1905-1907), obras de Fernando
Fader, Bernaldo de Quirós, Carlos Ripamonte, Pío Collivadino, Justo
Lynch, quienes pintaron obras en el marco de los festejos del Primer
Centenario, "veían en el paisaje la evidencia y el carácter particular
de la identidad nacional". Importantes pinturas que integran el período
comprendido entre la década del 20 y la actualidad, con pinturas de
Norah Borges, Valentín Thibon de Libian, Lino Spilimbergo, Antonio
Berni, Raúl Soldi, Juan Carlos Castagnino, Carlos Alonso, Raquel Forner.
El Museo de Arte ocupa el edificio que fue la antigua sede del Tigre
Club, inaugurado en 1912, con el objetivo de fomentar la recreación
social y deportiva con regatas y prácticas de tenis. Entre los años 1927
y 1933 funcionó en su interior un casino. Es todo un ejemplo de
arquitectura neoclásica de finales del siglo XIX, en sus espaciosos y
decorados salones luce "la nobleza de los materiales elegidos", el
hierro para los portones, el mármol de Carrara para las escaleras, el
roble de Eslavonia para los pisos, bronces y dorados a la hoja para los
detalles ornamentales. Un noble edificio, diseñado
por los arquitectos Pablo Pater y Luis Dubois en el año 1902, que en 1909 los empresarios
Ernesto Tornquist, Luis García y Emilio Mitre decidieron asociarse para fundar
un club de tenis, golf, regatas y juegos, posteriormente en 1927, se instalaría
un casino.
El arquitecto Daniel Fernández, en el sitio oficial de museo, escribe sobre la historia del edificio haciendo referencia a las características del estilo ítalo-francés, "la mansión luce a nuestra vista, cargada con innumerables adornos, símbolos y detalles. Las columnas dóricas que la sustentan, la ornamentación a cargo de arcadas y guirnaldas; la doble altura que acentúa su esbeltez y una fachada más angosta al río otorgan una interesante elegancia rematada en la cubierta exterior, por una mansarda de tejas de zinc con dos torres aguja en su frente. Estamos en plena tradición académica, faltarían todavía dos décadas para entrar en la modernidad. Y agrega que "el edificio, más el posterior agregado de la pasarela que llega al río, construida entre 1912 y 1913, conforman una unidad estética. En un sitio privilegiado se implanta de una manera impecable. Los espacios exteriores, liberados durante las obras de restauración, mejoran notablemente estos aspectos otorgando una lectura clara y limpia del vínculo que los une". Los diarios de la época cuentan que el acceso
principal terrestre se encontraba abajo, por donde llegaban los autos, carruajes
y los visitantes que venían en un tranvía que los acercaba al Club desde la
estación de tren de Tigre.
Fue escenario de la actuación de las grandes
orquestas y de importantes bailarines, con los salones y la terraza
colmados en tiempos de la Bella époque argentina. Hacia la década de los años 30, las elegantes salas
dejaron de funcionar como casino y su actividad como club social inició una
progresiva declinación hasta el cierre definitivo en 1933. Con la decadencia del
Tigre Club, el edificio sufrió usos diferentes. Expropiado en 1974, pasó a formar parte del patrimonio municipal. Fue declarado Monumento Histórico Nacional, según el
Decreto 2.187 del 4 de septiembre de 1979. Desde 1983 fue sede del Concejo
Deliberante local y también funcionó el Centro Cultural de Tigre hasta 1997. A partir de 1998, bajo
la intendencia de Ricardo Ubieto, se inició la labor de restauración integral
del edificio, una obra que demandó 8 años de intensos trabajos alcanzándose su
puesta a punto en 2006.
Las obras de
restauración edilicia estuvieron a cargo de los arquitectos Hugo Maciñeiras y Héctor
Rubén Otero, quienes trabajaron en diferentes etapas, desde el relevamiento de
detección y análisis de las patologías, el proyecto de intervención -que incluyó la restauración y
puesta en valor del edificio- y más tarde, el trabajo en la adecuación al nuevo
uso y en la instalación eléctrica, contra incendios, de aire acondicionado y
seguridad.
"La planta del edificio está compuesta por dos grandes salas centrales y otras más pequeñas a cada lado. La sala del primer piso, originariamente salón de baile, tiene su techo oval abovedado y cubierto por una pintura del español Julio Prades, que representa a un grupo de seres mitológicos (ninfas) tocando distintos instrumentos. Una imponente araña de bronce y caireles de cristal corona la bóveda. En el extremo opuesto del salón, una idílica pasarela alumbrada por farolas decorativas proyecta su elegante figura hacia la vera del Río Luján", según se describe en el folleto de la institución que se entrega a los visitantes.
"La planta del edificio está compuesta por dos grandes salas centrales y otras más pequeñas a cada lado. La sala del primer piso, originariamente salón de baile, tiene su techo oval abovedado y cubierto por una pintura del español Julio Prades, que representa a un grupo de seres mitológicos (ninfas) tocando distintos instrumentos. Una imponente araña de bronce y caireles de cristal corona la bóveda. En el extremo opuesto del salón, una idílica pasarela alumbrada por farolas decorativas proyecta su elegante figura hacia la vera del Río Luján", según se describe en el folleto de la institución que se entrega a los visitantes.
En el mes de febrero de 2015, el museo presenta la muestra "La explosión de la
forma", arte abstracto argentino de la década del ´50. El Museo de Arte Tigre abre sus puertas al público de miércoles a viernes de 9 a 19 horas, y los fines de semana y feriados de 12 a 19 horas, con visitas guiadas. Está ubicado en Paseo Victorica 972, a orillas del Río Luján y puede visitarse en su página web.
Una recorrida por el museo permite a los visitantes contemplar y observar la característica más importante que hace a la identidad del imponente edificio, su gran pasarela que la acerca al río Luján y que fuera construida después por los mismos arquitectos, entre 1912 y 1914, “con doble columnata y una terraza en la planta alta, con faroles y molduras, desde donde se contemplaba la cercanía del río y sus múltiples paisajes, los barcos y la llegada al Club en los yates de la época”. El MAT se ubica como punto de encuentro del arte del Delta que convive con los grandes maestros de la pintura de los siglos XIX y XX en un edificio que se relaciona con el río y su entorno.
Una recorrida por el museo permite a los visitantes contemplar y observar la característica más importante que hace a la identidad del imponente edificio, su gran pasarela que la acerca al río Luján y que fuera construida después por los mismos arquitectos, entre 1912 y 1914, “con doble columnata y una terraza en la planta alta, con faroles y molduras, desde donde se contemplaba la cercanía del río y sus múltiples paisajes, los barcos y la llegada al Club en los yates de la época”. El MAT se ubica como punto de encuentro del arte del Delta que convive con los grandes maestros de la pintura de los siglos XIX y XX en un edificio que se relaciona con el río y su entorno.
Álbum de fotos del paseo disponible en: Museo de Arte de Tigre
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